Parece imposible hablar de la moda Adlib sin que salga el nombre del diseñador Tony Bonet. Ibicenco, estudiante en la Escola d'Arts d'Eivissa, donde se graduó con matrícula de honor en Modelismo de la indumentaria, está considerado como uno de los grandes referentes de nuestra moda por su carisma, cercanía y sobre todo la capacidad y el atrevimiento que siempre ha mostrado a la hora de fusionar la tradición con las nuevas tendencias. Tras trabajar durante 12 años como segundo patronista y segundo diseñador de la firma Bianca, en 2011, justo hace diez años, creó su propia marca homónima y desde entonces no ha parado de cosechar éxitos. Para celebrar este aniversario presentará en el cincuenta aniversario de la Pasarela Adlib New beginning for a queen, una colección muy especial en la que también participará Melania Piris y que está pensada «fundamentalmente para que las novias sigan siendo ellas mismas en un día tan importante como es el de su boda». Como siempre cuando se habla con él, la entrevista acaba siendo una conversación divertida y amena donde salen todo tipo de temas, desde el porqué de sus prendas a su trayectoria, pasando por sus más de 20 años sobre la Pasarela Adlib, la situación de la moda en Ibiza, la decisión del Consell d'Eivissa de aprobar un nuevo reglamento para la Moda Adlib y hasta sus famosos girasoles amarillos que aparecen en cada una de sus colecciones.
—Como ibicenco de espíritu y apellidos, ¿qué representa para usted la Moda Adlib?
—Algo muy potente y sobre todo un orgullo. Yo llevo muchos años involucrado en la Moda Adlib, sobre todo mentalmente, y puedo decir que hay que estar realmente orgullosos de lo que tenemos y lo que se ha conseguido. No creo que haya muchos movimientos a nivel mundial que puedan presumir de seguir en plena forma durante sus primeros 50 años de vida, siendo además un referente para toda una isla.
—Lleva más de 20 años creando piezas para desfilar en la Pasarela Adlib y una década desde que creó su propia marca. ¿Cuándo echa la vista atrás que recuerda de todo aquello?
—Fundamentalmente que era un joven diseñador que tenía las mismas ganas de seguir trabajando en un mundo que me fascina como las que sigo teniendo ahora. Primero empecé desfilando cuando formaba parte de l'Escola d'Arts y después por primera vez en solitario junto a mi hermano José. Tras ello nos separamos y yo entré a trabajar con Bianca, una de las precursoras de la Moda Adlib y con la que aprendí muchísimas cosas, siendo su segundo patronista durante 11 años hasta su fallecimiento. Después, cuando se jubiló su marido, tenía la opción de buscar un nuevo trabajo o crear mi marca y afortunadamente di el paso y aposté por lo último. Y hasta hoy.
—Cuando hace diez años creó su sello y se puso a innovar, ¿cómo se le quedaba la cara a la gente?
—Se sorprendían claro, pero fueron cambios sutiles, no muy de golpe. La línea de Bianca siempre había sido más clásica y cuando cree mi propia marca decidí empezar a incluir nuevas formas en las piezas, incorporando nuevas tendencias. Pero despacio, sin prisas, porque siempre he creído que es muy importante no dejar de lado la tradición.
—¿Adlib no sería lo mismo sin sus orígenes en la ropa de las mujeres pagesas de Ibiza?
—Por supuesto. Yo soy ibicenco y eso es algo que siempre intento respetar al máximo. Además, siempre he sido muy purista en general. Sin embargo, no puedo negar que también estoy abierto a fusionar todo con las nuevas tendencias y los nuevos movimientos sociales. De hecho, siempre digo que la historia hay que recordarla y no olvidarla para luego posteriormente quedarnos con su esencia.
—¿En qué nuevas tendencias se inspira normalmente Tony Bonet?
—De todo un poco. En Ibiza tenemos la inmensa fortuna de llevar muchos años recibiendo turistas y eso es genial. Ten en cuenta que ellos, a lo largo de las décadas, siempre han sido exportadores de tendencias y nuevos movimientos.
—¿De dónde le viene ese interés constante por investigar e innovar?
—De cuando era estudiante en l'Escola d'Arts. Allí, nuestros profesores siempre nos decían que arriesgáramos y que fuéramos valientes con nuestras creaciones. Es cierto que a día de hoy en la moda casi todo está inventado pero siempre se puede dar un paso más. Siempre se puede ir más allá siempre que se respete la filosofía tradicional de Adlib de viste como quieras pero con gusto.
—Es muy conocido por sus espectaculares trajes de novia. ¿Su mezcla de innovación y tradición es la que los hace tan especiales?
—Puede ser. Lo que sí tengo claro es que nunca haré algo que no me divierta. Y eso también lo aplico a cada uno de los trajes de novia que confecciono. Además, tengo una lucha permanente para que la novia logre mantener su propio estilo el día de su boda. Que no vayan disfrazadas de algo que no son.
—Después de tantos años y con todo lo que ha aportado a la Moda Adlid, ¿se considera un referente de todos los diseñadores que quieren tener una marca o aspiran a desfilar alguna vez en su vida en la Pasarela Adlib?
—Que va. Solo soy un tío normal y corriente que se levanta a las cinco y media o a las seis de la mañana todos los días que puede para trabajar en algo que le encanta. Alguien que investiga y que siempre intentar crear algo diferente para cada colección bajo la premisa y el punto de partida de que el mejor traje del año pasado tiene que ser el peor de este año.
—Entonces, ¿qué vamos a poder encontrar en el caso de la colección New beginning for a queen que presentará este año?
— Sin ánimo de adelantar demasiado solo decirte que será una colección muy especial en la que cuento con la colaboración de Melania Piris, otra de las grandes diseñadoras históricas de nuestra moda. Además, en mi caso vengo de un incendio muy importante en mi estudio de toda mi vida y de una pandemia tan importante como esta, lo que ha hecho que, para lo bueno o para lo malo, haya decidido retomar mi época de estudiante profundizando aún mucho más en la investigación.
—¿Qué lección le está dejando a usted el coronavirus?
—En mi caso personal centrarme mucho más en lo que se conoce como slow fashion. Me he dado cuenta y he descubierto que hay que darle mucha más importancia a lo que hay detrás de cada pieza y a todo aquello que hace que siga manteniendo su esencia para que cada una de las creaciones, sea cual sea, se convierta en algo totalmente atemporal.
—¿Qué opina de la nueva regulación que pretende hacer el Consell d'Eivissa y que ha reducido considerablemente el número de diseñadores que participarán en la Pasarela Adlib de este año?
—Me parece algo muy positivo. Estoy convencido de que si queremos buscar una denominación de origen y promocionar algo que se hace en la isla de Ibiza necesitamos una serie de pautas y una normativa especial donde todo esté perfectamente regulado. Lo que no es coherente es promocionar Ibiza con algo que se está haciendo en Taiwan. Que menos que la producción se haga al menos en un 80% en talleres que estén en la isla.
—¿Y apostar por la calidad?
—Eso sin duda. Lo barato es caro y al final es pan para hoy y hambre para mañana. Respeto a quien prefiere apostar por lo barato pero siempre he defendido que hay que luchar por potenciar la calidad porque, por ejemplo, mi madre tiene un vestido de los orígenes de Adlib que tiene más de 40 años y sigue perfecto. Es algo a lo que hay aspirar porque también supone un referente y un distintivo muy importante de nuestra moda.