Las declaraciones de la directora asistencial del Servicio de Salud balear, Eugenia Carandell, en las que afirmaba que Ibiza cuenta con más vacunas que ganas de vacunarse indigna a parte de la población ibicenca, que se agarra a la inmunidad derivada de la vacunación para poder retomar la vida normal y reactivar a la vez la economía ibicenca.
La opinión de la calle
Aunque los números no suelen mentir y el hecho de registrar un superávit de vacunas, en la calle, no se respira ningún ambiente antivacunas.
En la plaza de Sa Graduada Joana Serra vigila al pequeño que está jugando en el parque. Se muestra aliviada ya que hace dos días le inocularon la segunda dosis de la vacuna, Astra Zéneca en su caso. «Debemos ser conscientes de que debemos vacunarnos y hacerlo todos», opina, «hay que ser conscientes de que hay que acabar con esta situación y la única manera de que termine es vacunarse».
Ante la noticia de que en las Pitiusas hay más vacunas que personas dispuestas a vacunarse muestra incredulidad «Recibiendo tanta gente como recibimos del exterior, no lo entiendo. La vacuna es la solución para que se reactive la economía, debemos estar preparados».
David del Árbol también se ha vacunado, sobre quienes no quieren vacunarse coincide con Joana, «Siendo una isla turística, cuanta más gente vacunada mejor. Cuanto más protegidos estemos con la vacuna menos problemas tendremos frente a todas estas nuevas cepas que están apareciendo». Se vacunó hace tres semana con la dosis de Jansen, dece que se siente «un privilegiado, por una parte egoístamente pero por otra estoy contribuyendo a llegar a la inmunidad».
Daniel Calderón recibirá la segunda dosis de Pfizer en unos días, «si hay que vacunarse, hay que vacunarse, quien no se vacune, peor para ellos».
Estefanía Castañeda, con 26 años todavía no se ha vacunado, pero está convencida de hacerlo cuanto antes, «es el remedio para terminar con todo esto». Sobre quienes no quieren vacunarse considera que «hay mucha gente que opina sin tener información».
Carmen Jiménez dice que les comprende: «Yo los respeto», mientras su marido José Manuel Castañeda se une a la conversación para apuntar que «se ha hecho todo contrarreloj y no ha habido mucho tiempo para probar».
Estefanía, que es hija de Carmen y José Manuel, retoma su de palabra para apuntar que «siempre se desconfía de lo desconocido». Tanto Carmen como José Manuel están vacunados y acaban reconociendo «que hay que seguir adelante y recuperar la vida normal. Que hay mucha gente que se ha quedado sin nada, y es verdad que la vacuna es el camino».