Ya en 2008, cuando se inauguró la primera fase del Palacio de Congresos de Ibiza, las noticias de la época dedicaban casi la mitad del texto a hablar de la segunda fase. En aquel momento, el proyecto planteaba una gran sala con capacidad para 1.243 butacas que, al dividirse, se transformaba en una sala para teatro, danza o congresos para 840 personas y otra para conciertos o eventos con 403 butacas. Un proyecto que ha evolucionado en estos 13 años y de una manera muy intensa durante este tiempo de pandemia.
La última revisión del diseño de la segunda fase, presentada el pasado mes de junio, plantea un edificio autosuficiente energéticamente mediante placas solares, con una gran sala de más de 2.000 metros cuadrados que puede tener capacidad en sus butacas para 1.000 personas o retirarlas para tener una enorme sala diáfana y todo ello con un coste un 30% inferior al proyecto inicial, 19,77 millones de euros que se han solicitado a Europa a través de los fondos Next Generation EU. Según explica la directora del Palacio de Congresos de Ibiza, Fina Riera, el proyecto «se ha optimizado para que ofrezca el mayor número de posibilidades» y se ha tenido en cuenta un aspecto fundamental, a veces olvidado: facilitar al máximo la logística.
Carga y descarga
«La pandemia nos ha dado la oportunidad de tener multitud de reuniones y madurar estas ideas con expertos del sector que nos han ido planteando mejoras para que todo sea más fácil», cuenta Riera, quien añade: «Solicitamos a los arquitectos que existiera acceso directo a todas las salas en furgones o incluso camiones. Que la llegada de la logística fuera fácil y rápida para poder hacer un montaje. El auditorio estará a cota de calle y a la escenografía de ese auditorio podrá acceder un camión tráiler».
La directora de este espacio cultural y de eventos se muestra muy satisfecha con el trabajo que han hecho los arquitectos y por su capacidad de escuchar los planteamientos y las casuísticas más variadas y encontrar una solución técnica posible. Así, existirá un acceso específico que conecta la calle principal con una zona de aparcamiento con capacidad para un tráiler, para poder hacer la descarga de una gran producción directamente a la escenografía. «Eso abre unas oportunidades de escenografía increíbles. En la escena puedes meter coches, varios fondos de escena, puedes incluir cualquier elemento que se te ocurra», precisa Riera.
Por otra parte, será posible que los vehículos de carga accedan tanto a la primera como a la segunda planta para poder descargar material. «Cuando ves un escenario montado, o un evento, muchas veces no sabes el trabajo de montaje que hay detrás. Todas las horas de trabajo para descargar cajas, organizarlas, hacer instalaciones… Esa parte queríamos tenerla lo mejor posible para que esas grandes producciones pudieran venir y lo tuvieran fácil», explica la directora del centro.
Cultura y convenciones
En cuanto a la escena también se han contemplado las necesidades de una gran producción cultural, como puede ser el foso de una orquesta. «Cuando valoramos cómo estructurar la nueva escenografía del auditorio pedimos a los arquitectos si era posible tenerlo. En ese auditorio de 600 a 1.000 plazas que permite almacenar la grada para tener lo que necesites y poder jugar con él, se ha incluido un foso hidráulico que se baja de nivel para no impedir la visibilidad del público del que se podrá disponer en una gran producción de ópera o de ballet con orquesta».
Como espacio de convenciones, el edificio se puede dejar como un gran espacio diáfano o dividirlo en salas. Se puede tener 10 salas o también podrían ofrecerse dos salas medianas y cuatro salas pequeñas, «lo que permitiría tener más de un evento celebrándose al mismo tiempo».
En materia de accesos no sólo se ha pensado en la logística, también en el público o, por ejemplo, en los servicios de cátering para que haya zonas en las que ellos puedan trabajar con facilidad. La idea es que un servicio de comida pueda disponer de toda la infraestructura de servicio y tener muy localizadas y sencillas las entradas y salidas de servicio para poder servir a una gran sala. En un evento así, con hasta 1.000 comensales, se tienen que dividir las entradas de servicio para ser lo más ágil posible y que el servicio esté en condiciones. Todo eso se tuvo muy en cuenta.
Conciertos de todo tipo
El auditorio cuenta con varios posibles montajes. El graderío puede ofrecer de 600 a 1.000 butacas, según el espacio que se dé al escenario, pero también se puede transformar en una sala diáfana para hacer conciertos de pie porque es posible retirar todo el graderío o incluso dejar una grada en planta superior para que hayan plazas de pie y plazas con asientos. Una variedad de disposiciones que permitirán cubrir la necesidad de casi cualquier espectáculo.