Vicent Ribas (Sant Jordi, 1952) recibió la pasada semana un premio de la Pequeña y Mediana Empresa de Ibiza y Formentera. En sus agradecimientos, no olvidó a trabajadores, administrativos o clientes, y aseguró que en Corpitiús tienen el ánimo de seguir atendiendo a su público por muchos años. Al mismo tiempo, reconoce que las cosas en la isla de Ibiza podrían haberse hecho de otra manera.
—¿Qué pensó cuando le dijeron que este año uno de los premios de la Pimeef era para usted?
—Es un reconocimiento a mi trayectoria por otras empresas y otros trabajos que he realizado, más que un premio al negocio actual en el que participan mis hijos. Esta empresa es joven, pero mi trayectoria es larga y extensa. Siempre es de agradecer un premio a modo de reconocimiento. Somos muchos en Ibiza y que te toque, es un balón de oxígeno.
—¿Cómo comenzó todo para usted?
—Empecé muy joven y me titulé en Artes y Oficios en Decoración o Delineación. Al mismo tiempo trabajaba ya en una empresa constructora, Fisa, que en 1967 o 1968 empezó a construir hoteles cuando prácticamente no había en Ibiza. Tuve la suerte de participar en una empresa que construyó unos 20 hoteles en cuatro años, además de viviendas por Vila porque abrimos desde la fuente de Isidor Macabich hacia adelante puesto que no había nada. Es una trayectoria en la que he hecho de todo y que viene de lejos.
—Ha vivido muy de cerca la transformación de la isla. ¿Eran conscientes de lo que estaba por venir?
—Nadie era consciente. Era realmente fácil construir un hotel. Unos ponían el terreno, los bancos dejaban el dinero y los touroperadores adelantaban el pago de la temporada. Con 30 millones de pesetas, en el año 68, se creaba un hotel de 500 plazas. Por eso se hicieron tantos, que ahora no sé si se deberían haber hecho. Con menos nos apañaríamos.
—Ahora parece que se demoniza a quienes construyen hoteles.
—Sí, en este momento lo siento así también, pero creo que nos hemos pasado de la raya. Igualmente, construir un hotel nuevo no es fácil hoy en día por todo el tema de las normativas. Se reforman algunos para aumentarlos de categoría o reducir plazas. Ya tenemos bastantes.
—El año pasado el sector de la construcción fue uno de los pocos que movió la economía.
—Ibiza tiene tirón y todos quieren hacer negocio en Ibiza, comprar o abrir negocios aquí. Esto ha provocado que el sector de la construcción sea el que menos se ha resentido con la dichosa pandemia.
—¿Y cómo está ahora el sector?
—Trabajo hay, aunque este mundo ha cambiado muchísimo. Hay muchas empresas de fuera y la situación no tiene nada que ver con la de hace 20 años. Es completamente diferente.
—En relación a Corpitiús, ¿cuál es su historia?
—Se creó como una continuación de una sociedad, Obra Ribas, y debido a un cambio generacional. Por cierto, hasta en la placa del premio escriben el nombre separado y solamente es una palabra que procede de Construcciones, obras y reformas. No es nada de corazón pitiuso. Volviendo a la historia, con Obra Ribas hicimos edificios muy importantes. Corpitiús es una continuación.
—¿Se tendrían que haber hecho las cosas de otra manera en el municipio de Ibiza?
—Vila se podría haber hecho de otra forma. En una época creció desmesuradamente rápido y ello ha provocado que el tema de alcantarillado sea un desastre. Crecíamos hacía el campo, pero los desagües eran los mismos. Algo se ha mejorado, pero no del todo y cada vez que llueve, tenemos el desastre que tenemos. Todo el casco de Vila es muy mejorable.