Salvo por el rastro de alguna mascarilla de algún precavido o prudente, la imagen este miércoles por la tarde y la noche en Sant Antoni durante el día de Sant Bartomeu fue la que se vivía antes de la llegada de la terrible pandemia del coronavirus. Misa con la iglesia del pueblo repleta hasta la última fila, procesión, ball pagès, reparto de orelletes y bunyols con refrescos para todos, concierto de Ressonadors y fuegos artificiales para completar un programa que bien podría haber sido el de hace tres o cuatro años.
La jornada festiva había comenzado por la mañana, en el entorno de la Plaza de España, con actividades para los más pequeños organizadas por el payaso Piruleto, pero fue por la tarde cuando los vecinos se pusieron las mejores galas para disfrutar de la celebración religiosa que comenzó en torno a las 20.00 horas y que fue oficiada por Vicente Piedra, párroco de Sant Ferran en Formentera, invitado por el párroco de Sant Antoni, Francesc Torres Peters.
Misa desde las 20.00 horas
En su homilía, seguida atentamente por una amplia nómina de representantes políticos entre los que destacaba el presidente del Consell de Eivissa Vicent Marí; el alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra; el conseller balear Josep Mari Ribas Agustinet o el conseller de Movilitat y Transports, Javier Torres, Piedra habló de la biografía de Sant Bartomeu, sexto apóstol de Jesús.
Entre un mar de abanicos batiendo fuertemente contra el calor, el párroco de Sant Ferrán puso de ejemplo al patrón de Sant Antoni como transmisor de la palabra del Mesías en Armenia, Albania o las indias Orientales y narró su biografía, siempre presente a su lado en eventos como las bodas de Canaan, Cafarnaún, el convite del fariseo Simón o la conversión de María Magdalena. Al mismo tiempo aseguró que fue de los que más sufrió tras la muerte y resurrección de Jesucristo y concluyó recordando su muerte desollado vivo y decapitado.
Por otro lado, Francesc Torres Peters aprovechó la misa para pedir a las autoridades presentes mayor colaboración con Cáritas. Según el párroco del pueblo, actualmente el Ayuntamiento de Sant Antoni aporta 15.000 euros y el de Sant Josep 10.000, «cantidades del todo insuficientes» ya que sus estimaciones rondan «los 80.000 euros para atender a unas 350 familias que siguen aumentando cada semana».
En torno a una hora después, ya pasadas las 21.00 horas, sonaron atronadoras les castanyoles de los sonadors para anunciar el comienzo de la procesión en las que destacaron, como antes de que llegara el coronavirus, la imagen de Sant Antoni, la de Sant Bartomeu y la de la Virgen del Rocío, portada por una decena de seguidores de la Hermandad Nuestra Señora del Rocío de Sant Antoni.
Una procesión que, de nuevo y para no faltar a la tradición, apenas tardó un cuarto de hora en completar su recorrido habitual por el Carrer Ample, Passeig de ses Fonts, Carrer Bisbe Torres y Carrer del Roser, para acabar entrando de nuevo las imágenes en la iglesia por la parte trasera.
Ball pagès y Ressonadors
Precisamente, en el patio trasero llegó el momento de disfrutar del ball pagès a cargo de una quincena de balladors, balladoras y sonadors de Sa Colla de Portmany de distintas edades.
Una amplia demostración ante una abarrotada plaza repleta de sillas mientras otros muchos preferían acudir hasta la barra colocada para la ocasión por el Ayuntamiento para reponer fuerzas y hacer frente al intenso calor y la humedad reinante.
Uno de los platos fuertes del programa de fiestas de Sant Bartomeu de este año fue el concierto de Ressonadors. Comenzó en torno a las 22.00 horas con una sonada pagesa dando paso a sus temas más conocidos encandilando al público desde el primer momento. Pep Ribes Pepitu, Miguel Ángel Silva, Carlos Trafford, Ángela Cervantes, David Serra, Carol Vidal, que interpretó Sa fauç, la primera canción grabada íntegramente en ibicenco, y sorpresas como Omar Alcaide, que tocó la guitarra en Bona Nit Blanca Roseta que volvió a cantar el gran Tito Zornoza, o Alfredo Marí ex de Pota Lait, Jordi Cardona y Ramón Mayol, con Trec Trec Trec, fueron algunos de los que se sumaron a la fiesta de la música en ibicenco.
15 minutos de fuegos
El broche final lo pusieron los fuegos artificiales que regresaban tras tres años como una nueva señal de que la normalidad ya está casi totalmente asentada.
Los encargados de ponerlos en marcha fueron la empresa valenciana Pirotecnia del Mediterráneo quienes propusieron un espectáculo de al menos un cuarto de hora donde se lanzaron al cielo de la Bahía de Portmany unos 300 kilos de material pirotécnico desde Sa Punta des Molí.
Todo ello, controlado por 16 ordenadores y un total de 900 ordenes de fuego que les permitieron llevar a cabo 16 efectos y 7 colores diferentes durante todo el espectáculo, incluyendo el que ellos mismos han bautizado como Mediterráneo 2 y que tanto éxito tuvo durante el espectáculo que llevaron a cabo el pasado 8 de agosto en Ibiza.