Aunque parezca sorprendente, gritar la palabra «fuego» a todo pulmón puede resultarle muy útil a una mujer que se vea envuelta en una situación de peligro, amenazada por un agresor. «Los agresores se valen de situaciones en las que no hay testigos. Si gritamos fuego, eso genera una alarma a gente que esté cerca y puede llegar a neutralizar la agresión. Cuando alguien pide socorro o auxilio, la gente se queda en casa, mirando entre las cortinas», explicaron este sábado a Periódico de Ibiza y Formentera los responsables del segundo Curso de Defensa Personal para Mujeres, organizado por la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) e impartido por el campeón del Mundo de Kickboxing, Antonio J. Ponce.
Unas 20 mujeres dedicaron la mañana del sábado a aprender estas técnicas de defensa personal. Iván Fidalgo, de la AEGC, celebró la participación registrada en la segunda edición de esta iniciativa que el año pasado contó con más de 50 mujeres, «demasiado para un espacio como el que tenemos».
«Aumentar la confianza»
En este sentido, el agente reconoció que el taller busca «aumentar la confianza en la mujer» y que ésta sepa «cómo actuar en caso de sufrir un intento de agresión».
La jornada comenzó con ejercicios físicos que se fueron intercalando con las explicaciones del campeón mundial. Además, se animó a las mujeres a denunciar cualquier tipo de violencia machista que pudieran estar sufriendo y se les ofreció información sobre los teléfonos de contacto a los que llamar en caso de una agresión.
Centrándose en las posibles agresiones, Fidalgo recomendó a una posible víctima, aunque sea difícil, mantener la calma para evitar bloqueos y saber cómo actuar: «Hay que tratar de evitarlo a toda costa. Si alguien viene a agredirte y cierras los puños como para empezar una pelea, es una señal de aceptación. Lo que hay que hacer es enseñarle las palmas de la mano para dejarle claro que no quieres problemas». Según añadió, participantes en el curso les llegaron a explicar situaciones vividas en primera persona y les comentaron cómo podrían haber actuado si hubieran conocido antes estas técnicas de autodefensa.
Por ejemplo, Mar, de 25 años, participó en el curso de defensa personal por segunda vez porque «me gustó un montón y me parece superinteresante» y manifestó que «por desgracia» es práctico conocer cómo defenderse ante una posible agresión y señaló que había animado a todas sus amigas a asistir.
También Marina, de 34 años, destacó la importancia de conocer estos métodos porque «nunca se sabe» y valoró que lo más importante fue saber cómo defenderse ante una posible agresión.
Repetir la iniciativa
Desde la AEGC reiteraron a este periódico que muchas participantes les pidieron que se repitiera la iniciativa y por ello no descartaron en el futuro llegar a impartir el curso en colegios de la isla, tal como ya se lleva a cabo en otras zonas del país. La iniciativa tuvo además carácter solidario puesto que las asistentes donaron para Cruz Roja un kilo de un producto perecedero para poder participar en el curso.