Algún residente en la isla que este viernes se dejara caer por el casco histórico de la ciudad o por el puerto de Ibiza, probablemente tuvo la sensación de estar en una jornada veraniega cualquiera, con decenas de turistas recorriendo las calles de Vila y con numerosos establecimientos de temporada ya abiertos. Una escena un tanto inusual para un día de comienzos de abril.
En la zona del puerto, Stacy era este viernes una de las turistas dispuesta a disfrutar de un gran día de vacaciones. Procedente de Nueva Zelanda, esta joven aseguró estar feliz con la experiencia y, sobre todo, con el buen tiempo reinante. En su caso, va a permanecer en la isla una semana y va a pasar el tiempo disfrutando de las playas, tomando el sol y saboreando la gastronomía local.
Otras dos jóvenes peruanas, Piluska y Eliani, lamentaron no tener tanta suerte como Stacy puesto que solo han podido disfrutar de dos días en Ibiza. «Me ha parecido un sitio increíble. Esta zona del puerto es muy bonita y la planta hotelera está muy bien», aseguraron estas visitantes residentes en Madrid.
Desde es Canar acababan de llegar a Vila los valencianos Aniceto y Laura, un matrimonio que conocía ya la isla, aunque «estuvimos hace muchos años y todo lo hemos visto demasiado cambiado». «Lo único que no me ha gustado es el jaleo que se ha montado con una vuelta ciclista porque el autobús ha estado parado mucho tiempo», comentó Aniceto mientras degustaba un helado. Aficionados a caminar, aseguraron estar disfrutando mucho de estos días de descanso.
La alegría de los turistas, sin embargo, contrastaba este viernes con las opiniones de muchos comerciantes puesto que algunos reconocieron no estar facturando tanto como les hubiera gustado.
En una tienda de moda de la calle del Obispo Azara, las dependientas consideraron que «para nada vemos estos días de Semana Santa animados». Según explicaron, abrieron el pasado 1 de abril y, aunque parecía que «se iba animando mucho», nada más lejos de la realidad, señalaron las responsables de este comercio.
«Se ve gente, pero de momento no compran. Yo creo que no hay dinero. Teníamos confianza en que iba a venir mucha gente e íbamos a comenzar la temporada, pero hasta ahora parece que no será así», lamentaron.
En los exteriores de este negocio, una numerosa familia británica paseaba por estas calles y explicaba que van a pasar once días en la isla. Con atuendo veraniego y el tradicional color rojizo en su piel, expresaban la felicidad que les supone pasar estos días de vacaciones en la isla, alojados en un hotel de la ciudad.
La trabajadora de otro comercio de moda y decoración de la zona reconoció que «todavía está tranquilo, aunque creo que poco a poco se irá animando y todo el mundo ya está llegando a Ibiza».
Matías, responsable de un conocido negocio de restauración de la Marina, recordó que ellos abrieron en febrero y, tras varias temporadas, tiene la sensación de que este año «está más animado y ya estamos trabajando bien».
Juan Riera, del restaurante Ca n'Alfredo, aseguró este viernes estar «ilusionado» ante la próxima temporada porque «hay mucha gente, diría que más que el pasado año».
«El jueves vino un grupo de 11 personas procedentes de India y probaron platos como la paella o el cuinat. Creo que será un buen año, aunque debemos ser respetuosos y dar calidad, algo que no siempre se cumple. Tenemos que ser capaces de ofrecer esa calidad y no dar gato por liebre, con un servicio más o menos normal. No podrá ser un servicio extraordinario porque no tenemos el suficiente personal cualificado», manifestó.
Riera, quien sí tuvo problemas el pasado año para encontrar trabajadores formados, reconoció este viernes que este año no ha sufrido esta dificultad.
Aurora, dependienta en una boutique, destacó que ahora mismo tiene sentimientos encontrados y, aunque se percibe buen ambiente y hay turismo por las calles, durante el jueves pocos clientes entraron a la tienda, mientras que el viernes «tiene pinta de ser bueno». «Creo que, al final, el verano será mejor que el del año pasado», concluyó.
La jornada también fue frenética en el aeropuerto, donde iban a operarse este viernes un total de 181 vuelos, cuatro menos en comparación con el pasado año, pero 21 vuelos más en comparación con 2019, cuando se vivió en la isla un año récord en lo turístico.
Lo cierto es que en los exteriores del aeródromo pueden verse ya largas colas de turistas aguardando un taxi y filas de vehículos estacionados sin ningún orden, lo que ha provocado las quejas de muchos taxistas con dificultades para circular correctamente.