En las amplias aceras de la remodelada avenida de Isidor Macabich, los operarios de la obra vierten desde el pasado sábado grandes cantidades de arena cuyo objetivo, según explica el Ayuntamiento de Eivissa en su perfil de Facebook, es depositar «este material entre las juntas de la baldosas» con el fin de «compactarlas». Además, advierten de que «se seguirá poniendo hasta que quede todo bien unificado».
Este sistema, conocido como lechada, conlleva normalmente que los operarios vayan barriendo con grandes escobas el material arenoso para que el mismo caiga en los huecos que quedan entre las baldosas. Sin embargo, en Isidor Macabich da la impresión de que se ha optado porque sean los mismos peatones los que, caminando, arrastren la arena hasta las juntas, con las molestias que ello conlleva.
«Ahora nos han traído la playa a la avenida», lamentaba ayer el gerente de Harinus, Hassan Raougui, quien también denunció que «dos personas mayores» se habían caído a las puertas de la cafetería. «Nos han dicho que es para rellenar las juntas», explicó Raougui, «pero la gente ahora mismo no sabe si está en una calle o en una playa. No es normal lo que están haciendo. Nosotros tenemos que barrer nuestra entrada para evitar que los clientes resbalen y que se nos meta la arena dentro. Está muy mal acabado».
«Vergüenza»
De un modo similar se pronunció Adelaida Molina, propietaria de la tienda de moda Adelaida: «Es una vergüenza. Se ha caído un montón de gente porque el suelo resbala mucho. Encima, ahora tenemos todo lleno de arena dentro de las tiendas. Delante de la mía se ha caído una señora mayor y se ha hecho daño de verdad. Encima, cruzar es horrible porque los ciclistas y los de los patinetes no respetan los semáforos. Es un desastre».
Más práctica fue la responsable de Charanga, Tamara Samboal, que optó por barrer la arena que había delante de su establecimiento, haciendo dos montones con ella. Samboal explicó, en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera, que en el acceso a este establecimiento hay unas baldosas que, con la arena, «resbalan muchísimo». «Si alguien se cae al resbalar en esas baldosas», añadió, «los responsables somos nosotros, así que no me ha quedado más remedio que quitar toda la arena».
Samboal lamentó que los operarios de la empresa adjudicataria de la obra tiraran «la arena de cualquier manera» y recriminó al Ayuntamiento que tengan que ser los propios comerciantes los que expliquen a los peatones «por qué ahora han hecho esto». «Si algún niño quiere venir a jugar aquí», añadió tirando de humor, «ahí tiene la arena, aunque, como me ha dicho una clienta, lo suyo sería llevarla a la casa del alcalde a ver qué le parece tenerla allí».
Indignada también se mostró la peluquera Alessandra Casco, quien también denunció resbalones entre sus clientes por culpa de la arena. «Lo hacen todo mal», lamentó Casco. Esta profesional, además, mostró su malestar por la actitud del Consistorio en lo relativo a las ayudas pues, aseguró, solicitó la de 4.000 euros y aún no ha recibido ningún tipo de información al respecto. «Si van a tardar otros seis meses», afirmó, «a muchos de los que han pedido la ayuda ya no les servirá de nada porque no tienen margen de tiempo para esperar».
Fuentes de la Asociación de Comerciantes de Isidor Macabich indicaron, por su parte, que aunque entienden que la lechada es una fase más de los trabajos, es «un problema más» dentro de los que han sufrido por culpa de las obras. «La gente resbala y se cae», denunciaron, «ahora con la arena y algunos con los bordillos. La calle en sí está mejor ahora por la reforma, no lo vamos a negar, porque hay uniformidad con respecto a Bartolomé Roselló. Pero estas obras tienen lo suyo…».
Solo en un establecimiento de la avenida, el de venta de lotería, defendieron la remodelación de esta calle. La propietaria de la administración se refirió a los problemas por la arena como «un imprevisto» y señaló que, en su opinión, «estas obras eran muy necesarias aunque hayan ocasionado molestias». Sobre todo porque, afirmó, «se ha hecho la separación de las pluviales y las fecales y se han cambiado las baldosas, que estaban fatal». «Es verdad que, como todo, las obras son mejorables», añadió, «pero los operarios han trabajado muchísimo y que haya imprevistos es algo normal. No nos podemos quejar. Además, me parece que el carril bici también está muy bien y, si se han quitado plazas de aparcamiento, ahora solo hace falta que se implante un sistema de transporte público de calidad porque Ibiza se puede cubrir perfectamente con cuatro autobuses», según concluyó.