Exconcejal de Deportes y Participación Ciudadana en Vila y exsecretario general del PSOE ibicenco, Roque López (Linares, 1956) ha vuelto a la isla justo cuando se ha producido la debacle electoral del que fue su partido de siempre. Protagonista sin buscarlo del escándalo de presunta corrupción urbanística conocido como el caso Eivissa Centre, López ha pasado casi dos décadas en Andalucía y ahora retorna a Ibiza por cuestiones familiares pero con el ánimo de participar en lo público. Por ello está volcado en la lucha por los derechos de las personas con otras capacidades a través de la asociación Aspanadif. Pero también ha recuperado el activismo de su juventud implicándose «a fondo» en la Asociación de Vecinos de can Escandell.
Tiene claro que el PSOE en Ibiza, dirigido por Josep Marí Ribas Agustinet, ha perdido el contacto con los ciudadanos y que debe renovarse. Y más tras el desastre electoral del 28 de mayo, que le ha llevado a la oposición de los cinco ayuntamientos de la isla y del Consell d'Eivissa. Asegura que le consta que dentro del partido ya hay movimientos en ese sentido y cuestiona a una formación dirigida «por clanes» desde hace demasiado tiempo y que, señala, ha acabado convirtiéndose «en una agencia de colocación».
—¿Qué tal el regreso a Ibiza?
—Muy bueno y bonito. Primero porque hemos logrado reunificar a la familia. Y segundo porque vuelves a un escenario que está muy bien aunque también tiene cosas malas.
—¿Como cuáles?
—Hay cosas que no me gustan como la masificación. No se ha avanzado en este tema. Tampoco se ha avanzado en lo del transporte. Son cosas que no sufría antes porque vivía en un pueblo. Pero ahora llegas aquí y te das cuenta de que son problemas que no se han corregido.
- Es cierto que se sigue hablando de los mismos problemas que hace 20 años, como la separación de las pluviales en Vila o la falta de vivienda o de un transporte público en condiciones.
Cierto. Es algo evidente. La recogida de basura, la falta de limpieza en la ciudad, el aparcamiento, el transporte… son problemas recurrentes que ningún equipo de gobierno ha sabido afrontar con valentía. ¡Y mire que han tenido años y presupuestos! Siempre estamos en la misma situación. Yo ahora tengo tiempo libre y paseo mucho. Veo que Ibiza está muy sucia si se compara con otros pueblos. Y es algo que te da pena.
— Se fue de la isla al estallar el caso Eivissa Centre. ¿Por qué tomó esta decisión?
—Me fui porque no quería armar ningún escándalo. Decidí dimitir de todo e irme. Yo puse en conocimiento del PSOE lo que creía que eran irregularidades muy importantes pero no hicieron ningún caso. Y pensé que si la dirección del partido no quería hacer caso, yo no era nadie para abrir un frente. Pero aquello tuvo sus represalias pues el PSOE sí hizo lo suficiente como para lograr que yo me quedara sin trabajo en Andalucía.
—¿Llegaron a ese punto?
—Sí, los tentáculos del PSOE llegaron hasta allí. Le dijeron a la empresa que me había contratado que tenían que despedirme. Y así lo hizo y me quedé sin trabajo. Pero, gracias a eso, inicié una nueva andadura. Constituí yo mi propia empresa y la verdad es que tuve la suficiente fuerza de voluntad y suerte como para que la empresa funcionara y me ha ido muy bien.
—Le hicieron un favor entonces.
—Pues sí. Se cerró una puerta que era importantísima pero se abrió un ventanal impresionante para que me fuera bien en Andalucía.
—¿Por qué grabó a sus compañeros?
—No fue a mí a quien se le ocurrió grabarles. Lo he explicado en otras ocasiones. Fue José María Costa el que tuvo la idea. Para intentar demostrar algo había que tener pruebas. Y compramos las grabadoras y grabamos. E hicimos estas grabaciones para llevarlas a la dirección del PSOE y que supieran claramente lo que estaba pasando en el partido en Ibiza.
—¿Le sorprende hasta dónde han llegado algunas de las personas que aparecían en aquellas grabaciones?
—Sí, me sorprende mucho. Pero se demuestra eso de que, si quieres quitarte a alguien de encima, le das una patada para que suba. Muchos de los que estaban alrededor de Eivissa Centre al final se han perpetuado. No sé si por sus conocimientos o por otras cosas. Pero siguen en política. Así que sí, me extraña.
—Se han perpetuado y dominan el partido.
—Cierto. A mí me da pena que el PSOE en Ibiza esté en esa situación. Hay unos clanes que dominan y no hay renovación. No es el partido que no yo conocí ni que el que yo quería y sigo queriendo. Realmente el PSOE ibicenco se ha convertido en una agencia de colocación. No hay más. Son gente que pertenece al partido pero no por ideología o porque quieran desarrollar una labor en favor de la sociedad sino porque van a tener un puesto de trabajo bien remunerado y que va a durar en el tiempo. ¿Cuántos de los actuales dirigentes del PSOE de Ibiza tienen una trayectoria profesional detrás? Muy pocos. Eso es difícil de erradicar.
—Al actual secretario general, Josep Marí Ribas ‘Agustinet', no le gusta que le recuerden que lleva cuatro décadas en política.
—Es que lleva ese tiempo. Y lo mismo puede decirse de Pilar Costa o de José María Costa. Son personas que empezaron jóvenes, sin trayectoria profesional y se han perpetuado ahí porque es una forma fácil de vivir.
—¿Cómo acabó judicialmente el caso Eivissa Centre?
—Terminó diluyéndose, supongo que por circunstancias ajenas a mí. La denuncia contra el juez Espinosa (por su amistad con la abogada que defendía los intereses del PSOE) hizo que se apartara la vista de lo que había en las grabaciones. A partir de ahí, te planteas si seguir peleando para demostrar que hubo presuntas irregularidades o corrupción o lo dejas estar porque ya han acabado económicamente contigo. No puedes vislumbrar que el tema vaya a tener un final feliz. Fue difícil tomar la decisión pero había que tomarla.
—Es curioso porque en las grabaciones aparecían cargos públicos socialistas explicando cómo se cometían esas irregularidades.
—Es algo que yo también me planteo. Pero esta es la Justicia que tenemos.
—¿Confía usted en la Justicia después de aquello?
—No, no sigo confiando en la Justicia. Mientras no haya una separación de poderes efectiva, es imposible que esto funcione. Los fiscales no pueden estar al servicio del Estado, han de ser independientes. La Justicia ha de ser independiente y, mientras eso no ocurra, no avanzaremos.
—Es llamativo que el solar de Santa Margarita, sobre el que pivotaba buena parte del ‘bluf' de Eivissa Centre, se haya acabado cediendo al Ibavi para construir vivienda protegida.
—Eivissa Centre era un macroproyecto de reordenación de una zona importantísima del centro de la ciudad. Incluía los juzgados, la delegación de Gobierno, aparcamientos, locales comerciales… Todo eso era el macroproyecto. Pero se fue a pique. No conozco la realidad exacta pero está claro que los diferentes gobiernos lo abandonaron.
—Usted desconfió desde el principio.
—Sí. Yo era entonces concejal de Deportes y Participación Ciudadana pero también era el secretario general del PSOE. Tenía muchas reticencias. Piense que para un proyecto de esa magnitud había un estudio económico de solo tres hojas. Era necesario un estudio pormenorizado con los costes, los ingresos y otros datos. A mí me preocupaba que había muchos aspectos que estaban en el aire, no terminaban de cuadrar. Por ejemplo, los aparcamientos subterráneos. Además de las viviendas protegidas se hacía también vivienda libre y a mí me preocupaba mucho la comercialización de esta vivienda libre. Esto es lo que me llevó a desconfiar, que no había números que se pudieran concretar.
—¿También le preocupaba el edificio de los colorines?
—Sí, también. Ha pasado mucho tiempo y no recuerdo los datos exactos pero creo que hay más metros construidos de los que se dijo inicialmente. Y esto tiene una repercusión económica. ¿Dónde figuraba todo aquello? Si tú has presentado para construir 3.000 metros cuadrados y construyes 3.4000 o 3.500 tiene que estar avalado por algo. Había cosas que no cuadraban.
—Su regreso a Ibiza ha coincidido con la debacle socialista. Se ha dado en toda España pero en la isla y en la ciudad ha sido especialmente fuerte. ¿A qué achaca usted estos resultados?
—A nivel nacional, tendrán que estudiar por qué se han alcanzado esos resultados. En Ibiza esa debacle ha tenido como consecuencia que todos los ayuntamientos y el Consell estén en manos del PP. Hacía muchos años que esto no sucedía y es muy significativo. Yo creo que el PSOE no está realmente implantado en la sociedad ibicenca, que no tiene ninguna conexión con los ciudadanos, ni con las asociaciones, ni con el entramado social que te ha de reconocer el trabajo y considerarte una persona válida. En los ayuntamientos, la gente vota casi siempre a las personas. Hay mucho voto que se identifica con la persona, con su capacidad de trabajo y, sobre todo, su capacidad para demostrar que está al servicio de la ciudadanía. Y esto aquí ha fallado. Me llama la atención que nadie haya abierto la boca para asumir responsabilidades.
—Ha venido muy bien la convocatoria de elecciones generales.
—Sí porque ha diluido ese momento de hacer el análisis y de tomar responsabilidades. Yo tengo claro que lo primero que tendrían que haber hecho personas como Agustinet es dimitir. Y lo mismo tendría que haber hecho Francina Armengol. Y tras esas dimisiones convocar un congreso extraordinario para ver si tienen o no el apoyo de los militantes. Tiene que haber una renovación. No puede ser que los que han conducido a una derrota tan estrepitosa sigan dirigiendo el partido. Si haces lo mismo, obtendrás el mismo resultado. Están ocultando la situación real del partido.
—¿Cuál es la situación real?
—No dejan que haya nuevos dirigentes que puedan acceder, con nuevas ideas.
—Volvemos entonces a los clanes. ¿Cómo se explica que el partido lleve décadas en manos de los hermanos Costa?
—Yo no puedo explicarlo ahora mismo. Pero sí tengo claro que los que están empujando desde atrás, que son muchos, deberían dar un paso adelante y decir que este es el momento de hacer un cambio. Sin estridencias, con tranquilidad, convocando con tiempo un congreso extraordinario, nombrando una comisión gestora y, a partir de ahí, haciendo las renovaciones correspondientes. A mí me consta que hay gente que quiere que ese paso se dé. Han de manifestarlo en los órganos que toca y tener la valentía de hacerlo.
—¿Se puede entender como un primer gesto en ese sentido el cambio de Sofía Hernanz por Milena Herrera en la candidatura al Congreso? Aunque lo cierto es que Herrera lleva trabajando para el PSOE desde 1999.
—Milena Herrera entró en 1999 y ha ido perpetuando su situación profesional. Es su modo de supervivencia.
—Estos movimientos dentro del partido, ¿son solo un enfado?
—No, no. Esto irá a más. Ahora la cosa está incipiente. Todo acaba de ocurrir. Pero son gente seria y responsable. Ahora, insisto, no será una cosa escandalosa. A mí me consta que habrá cambios en la dirección del PSOE de Ibiza en un tiempo prudencial.
—¿A usted le gustaría volver a la dirección del PSOE?
—En la situación actual, desde luego que no.
—¿Y para participar en la regeneración del partido?
—No sé si ellos estarían dispuestos a admitirme (risas). Yo no soy afiliado desde hace mucho tiempo porque me expulsaron después de lo de Eivissa Centre, igual que otros compañeros. Ahora, en un futuro, posiblemente sí me gustaría participar en esa regeneración. No me lo he planteado pero, si la regeneración fuera completa, sí que me gustaría. De todos modos, yo espero que la militancia vaya provocando el cambio.
—¿Cuándo cree que sucederá eso?
—En unos dos años. Piense que ahora al PSOE le esperan unos años muy duros en la oposición. Va a ser una travesía del desierto importante. Y esto traerá muchos enfrentamientos dentro del partido. Mucha gente se ha quedado fuera. Gente que tenía su proyecto de vida, económico, vinculado a esto. Y se han quedado fuera. Y los cambios vendrán de los que están dentro. Serán ellos los que provoquen el cambio y el relevo generacional. Tiene que haber gente que lidere un proyecto diferente, de integración dentro de la sociedad. Tienen que estar en contacto con los ciudadanos, con las asociaciones… Yo conozco a muy pocos que estén en contacto con las asociaciones. Pienso que realmente no creen en la participación ciudadana. Pero tienen que estar ahí. Si no estás integrado en la sociedad, no obtienes el reconocimiento necesario para que te voten. Estar en un partido no te da el aura de ser bueno o de que vas a gestionar bien. La gente te tiene que reconocer por tus trabajos en otros ámbitos.
—Es una crítica que se le ha hecho mucho al PSOE en los últimos meses de la legislatura.
—Aquí han tenido muchos problemas. No han visto con claridad lo que estaba pasando con la remodelación de Isidor Macabich, no han visto los problemas con el deporte… Han hecho inversiones, sí, pero tienen a mucha gente en contra porque no se ha gestionado bien. En Vila, por ejemplo, ha habido falta de liderazgo por parte de Rafa Ruiz. Le ha faltado el contacto con la gente.
—Me da la impresión de que a Rafa Ruiz el contacto con la gente en general no se le da muy bien.
—Quizás no le gusta mucho. Pero Vila es una ciudad de 50.000 habitantes y en la calle te tienes que mezclar con la gente. En el colegio, en el deporte… Tienes que mezclarte y hacerlo con humildad, con tolerancia, con ese tipo de cosas que te llevan a ser un igual. Porque no estás por encima.
—Tiene que ser difícil conservar esa actitud cuando llevas tantos años siendo alcalde.
—Ocho años tampoco son tantos años. Yo supongo que ahora ya se habrá dado cuenta de que es un ciudadano normal y corriente y de que la política es algo que va y viene, que te ponen y te quitan. Y eso es lo bueno de la democracia. Son los electores los que deciden.
—Armengol tampoco ha hecho ninguna autocrítica y ahora aspira a ser diputada en el Congreso.
—Es verdad. Y el problema es que, en general, los intereses de las Islas no están bien defendidos ante el Estado. Y los de Ibiza tampoco están bien defendidos ante Mallorca. Lo que han hecho nuestros diputados hasta ahora ha dependido de sus partidos. La realidad es que Baleares es la comunidad número 12 que más aporta al PIB y es la 15 en lo que recibe. Tenemos un déficit histórico en inversiones que supera los 20.000 millones de euros. Madrid es verdad que es una de las primeras contribuyentes pero es de las que más recibe. Nosotros contribuimos con mucho y recibimos muy poco. Eso ocurre porque no hay libertad real en los diputados para poder exigir que tengamos inversiones. Y hay otros factores a tener en cuenta. ¿Por qué Canarias tiene una representación más activa que Baleaeres? Porque tienen un sentimiento de comunidad que nosotros no tenemos.
—Es complicado.
—No crea. Los diputados están sujetos a los partidos, que son los que los designan. Mientras eso no cambie, salvo que seas un díscolo, no hay nada que hacer. En la negociación de los presupuestos tienes la capacidad de captar inversiones para tu tierra. Y para eso has de ser fuerte o un díscolo.
—La verdad es que esto en Ibiza solo lo hemos visto cuando Enrique Fajarnés fue diputado.
—Pues ya tienes uno que lo ha hecho. Pero es el único. ¿Qué beneficios tenemos con el REB? ¿Solo los descuentos en los vuelos? Hay que avanzar más, ser mucho más ambicioso.
—¿En qué sentido?
—Pues mire, la Policía Nacional y la Guardia Civil, por ejemplo, tendrían que tener exención del IRPF o una reducción importante. La tienen en Ceuta y Melilla. Pero porque los diputados de esas dos ciudades son independientes y lo han negociado y defienden los intereses sin estar sometidos a la disciplina del partido. Los empresarios, por otro lado, deberían tener también una situación especial controlando aquí toda la recaudación del IVA para reinvertir en sus negocios. Pero esto con el PSOE y el PP es difícil porque los diputados de aquí están sometidos a la disciplina del partido. Si los diputados no reivindican, no hay nada que hacer. En Ibiza el déficit de inversiones se nota muchísimo y hay que corregirlo. A mí es algo que me indigna pero solo he sido consciente al salir del partido, cuando ya no estás sujeto a ideologías concretas.