Vittorio es un empresario de Jesús que recientemente ha recibido la peor sorpresa de su vida: más de 9.000 euros en multas por acceder durante años con su vehículo a la zona de la Marina.
Lejos de debatir si las multas están o no justificadas, lo que Vittorio no acierta a entender es por qué no ha recibido en todo este tiempo ningún aviso de sanción puesto que algunas multas datan de 2017.
Hace algunas semanas, este italiano residente en Ibiza desde hace 20 años circulaba en coche con su pareja y, justo cuando pasaba frente al Teatro Pereyra, recibió el alto de unos agentes que le comunicaron que debían precintarle el vehículo. Al día siguiente Vittorio descubriría que, para recuperarlo, tendría que abonar la mitad de lo que adeudaba, más de 4.500 euros.
«No me parece para nada justo lo que me ha sucedido. Es una cantidad que me ha matado», asegura sorprendido.
Según relata, una vez recuperado el vehículo, ahora debe afrontar cuanto antes el segundo pago: «Me han dicho que puedo abonar algo cada mes, pero que se mantiene la orden de retención y en otro control me pueden volver a retirar el coche».
Vittorio explica que, hasta descubrir las multas, estaba convencido de que se podía entrar unos minutos al barrio para, rápidamente, comprar en alguna de las farmacias o entregar algún documento en su gestoría. En muchas ocasiones, aprovechaba también la hora de descanso en su negocio para acercarse a la Marina a saludar a su novia o a sus hijos, siempre pagando la zona azul cuando era necesario.
«En tantos años nunca me han comunicado nada. Muchos amigos, tras saber lo que me había pasado, me han dicho que ellos desconocían también esa prohibición de no poder entrar unos minutos con el coche, así que temen que les pase lo mismo que a mí», advierte.
Afirma además que en todos estos años no ha cambiado de residencia en la isla, por lo que todavía le resulta más difícil entender los motivos por los cuales no ha recibido ningún tipo de aviso ni en su casa ni en el negocio que gestiona en Jesús.
Según le manifestó un abogado, recurrir ahora las sanciones no es una tarea fácil puesto que Vittorio debería entregar recibos de las compras que realizó en la zona de la Marina o justificar de alguna manera por qué entró en el barrio.
«En 20 años en Ibiza he tenido alguna pequeña multa como cualquier conductor porque a lo mejor dejé el coche mal aparcado, pero nunca una cosa como esto», reitera.
Vittorio dice que espera liquidar en breve el resto de la multa y lamenta lo complicado que es ahora residir en Ibiza, con una lucha constante para poder afrontar todos los gastos que van surgiendo. «Muchos empresarios italianos me han comentado que se están cansando de vivir aquí por la presión fiscal y por todas las dificultades que van saliendo», lamenta.
Restricción
Cabe recordar que en 2018 el Ayuntamiento de Eivissa, dirigido por rafa Ruiz, implantó el sistema de control de acceso al barrio de La Marina, una área de circulación restringida (ACIRE) que quedó suspendida el pasado mes de julio poco después de la llegada al Ayuntamiento del nuevo equipo de gobierno municipal.
Según se informó entonces, las restricciones iban a estar vigentes entre las 18.00 horas y las 06.00 horas horas y el acceso al barrio iba a ser libre durante el resto del día. El alcalde Rafa Triguero dejó claro que esta decisión se tomó con el apoyo de los vecinos de La Marina, Dalt Vila, puerto y Vara de Rey y de diferentes asociaciones. «Son barrios históricos», señaló el primer edil, «pero han de ser también barrios con vida».
Desde el Ayuntamiento aseguraron que la afluencia de clientes a los negocios de la zona se había visto muy afectada por el establecimiento de la ACIRE en la pasada legislatura. Con este sistema, al comenzar la temporada, el acceso a La Marina quedaba permitido exclusivamente a residentes. A través de lectores en la entrada y salida de la zona restringida, se tenía constancia de todas las matrículas que podían entrar en el barrio. También estaban incorporados en el sistema los vehículos con características especiales de emergencias y sanitarios. Los turismos particulares no autorizados podían acceder con un tiempo límite de 20 minutos.