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Cuando el clamor popular sirvió para frenar la destrucción de Cala d´Hort

El 22 de enero de 1999, más de 11.000 ibicencos salieron a la calle para decir ‘no' a la construcción de un megagolf en esa zona de Ibiza

La respuesta de la ciudadanía ibicenca fue masiva. La protesta partió desde s’Alamera y a su paso por el Consell todavía no había salido la cola de la manifestación. | ARXIU HISTÒRIC D’IMATGE I SO D’EIVISSA

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Corría el año 1991 cuando se descubrió que unos promotores querían construir un campo de golf en un lugar como Cala d´Hort, ocupando una superficie de más de 600.000 metros cuadrados. El proyecto incluía también la creación de numerosas plazas turísticas. El rechazo social que provocó la noticia no se hizo esperar y fueron muchos los ibicencos implicados en la lucha para conseguir la preservación de ese lugar, lo que dio lugar a una multitudinaria manifestación.

Han pasado 25 años y Neus Prats sigue asegurando que aquel 22 de enero de 1999 fue «uno de los días más felices de mi vida». «Fue terriblemente emocionante porque en Ibiza prácticamente nunca se había conseguido movilizar la cantidad de gente que movilizó este tema», considera.

Prats rememora así cómo aquel viernes de enero más de 11.000 personas salieron a la calle y desafiaron el frío para exigir la protección de uno de los enclaves naturales más conocidos de Ibiza: Cala d´Hort. Lo curioso, según comenta, es que el proyecto que iba a desarrollarse en la zona no afectaba de manera directa a prácticamente ninguno de los asistentes a la manifestación. No importaba. Ibiza se volcó «porque habíamos perdido ya tantas cosas que no nos podíamos permitir perder otra más. Fue un día espectacular».

«Todos se daban cuenta de que hubiera sido un desastre, un horror», reitera Prats, quien en aquellos momentos era la portavoz de la Plataforma Ciudadana contra el Campo de Golf de Cala d´Hort.

Promotor desconocido
Según explica, a ciencia cierta nunca se ha sabido quién estaba detrás de ese macroproyecto urbanístico que hubiera destrozado Cala d´Hort. El capital procedía de las Islas Vírgenes Británicas, asegura Prats. «En Ibiza, lo que se pierde, se pierde para siempre. Lo que se salva, se salva por el momento. La manifestación era el último recurso que quedaba cuando la clase política parecía estar ciega y sorda ante las demandas de la gente», concluye.

Cualquier persona que repase ahora las fotografías de aquella gran manifestación, observará cómo un entusiasta Toni Marí Rota enarbolaba una gran bandera de Ibiza encabezando la protesta. «Recuerdo perfectamente aquel día», explica Marí, quien entonces era secretario general de la Entesa Nacionalista i Ecologista (ENE). «Hay que decir que aquella manifestación fue la más multitudinaria en la isla después de la de las Salinas. Movilizó a mucha gente porque Cala d´Hort estaba en peligro. Fue el preámbulo de que ganara después en mayo el primer Pacto progresista», recuerda.

Marí asegura que, pasado el tiempo, sigue desconfiando de las intenciones urbanísticas de muchos inversores «porque siempre tenemos al lobo tras el árbol a punto de atacar».

«El peligro sigue y seguirá existiendo. La lucha, tristemente, no puede acabar porque en Ibiza hay muchos lugares, no sólo la costa. El riesgo que hay de acabar con los últimos valores naturales de la isla continúa hoy en día», advierte.

La socialista Pilar Costa se convirtió pocos meses después de la gran protesta en presidenta del Consell d´Eivissa desbancando a la derecha con un pacto de formaciones progresistas. Sobre la manifestación, Costa destaca «lo multitudinaria que fue» y explica que no había pasado ni un mes cuando la promotora inició las obras con una licencia concedida por el PP. «Gracias en este caso a la intervención del Govern balear con el presidente Antich, con una moratoria pudieron pararse las obras in extremis. Se logró parar con la fuerza y la contundencia de la gente. Era un clamor popular que hoy en día nadie pone en duda», relata. Costa recuerda que también la fuerza del pueblo había logrado años antes preservar ses Salines.

En enero de 1999, Fanny Tur era miembro de la directiva del Grup d´Estudis de la Naturalesa (GEN). Embarazada de siete meses, Tur recuerda cómo su madre la observaba desde el balcón de su vivienda a medida que transcurría la manifestación y le pedía que no saltara, algo difícil de evitar en un ambiente como aquel.

En el GEN, nadie esperaba que esa protesta en pleno mes de enero reuniera a tantas personas «porque en otras anteriores habíamos logrado concentrar a unos 2.000 o 3.000 ciudadanos y ya lo considerábamos un éxito».

Poco a poco, fueron logrando que otros colectivos se sumaran a la iniciativa. «Salíamos de S´Alamera y cuando pasamos frente al Consell todavía no había salido la cola de la manifestación. Fue histórico», afirma.

Meses después de aquella protesta, Tur inició su andadura en el mundo de la política. «Las manifestaciones sirven. La opinión del pueblo sirve porque se logró anular el proyecto», considera.

Tur recuerda cómo, con el Govern de Francesc Antich, se aprobó el PORN (Plan Especial de Recursos Naturales) de Cala d´Hort, paso previo a su declaración como Parque Natural «y así se salvó».

Según dice, todos tenían muy claro que el campo de golf «era la excusa para urbanizar» la zona, lo cual hubiera sido «un gran desastre». «Nunca se protege algo para siempre. Hay que estar vigilantes», concluye.

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