La reapertura del puerto de Sant Antoni al tráfico marítimo comercial sigue trayendo cola en la localidad. Si primero fueron las instituciones insulares y los comerciantes del municipio los que mostraron su «malestar» al conocer que la empresa Baleària solicitó atraque en el puerto de Sant Antoni para reanudar las conexiones con Dénia y Palma, ayer fueron los vecinos de la localidad los que rechazaron «rotundamente» la reapertura del puerto a grandes ferris.
En este sentido, la residente Patricia Linero alertó sobre el peligro que supondría este tráfico marítimo para las praderas de posidonia en la bahía y señaló a Periódico de Ibiza y Formentera que entre todos los agentes implicados tienen que «proteger» ante todo este espacio natural porque Sant Antoni no merece acoger un tráfico comercial de ferris, refiriéndose tanto al traslado de mercancías como al desplazamiento de pasajeros.
«Además de la contaminación ambiental también se generaría un mayor ruido provocado por estos buques», apuntó esta mujer, haciendo hincapié en la degradación que provoca el tráfico marítimo en la vegetación submarina. En esta misma línea estaba su amiga Patricia Ferrer, quien se mostró también preocupada con las intenciones de Baleària de operar este verano en el puerto de Sant Antoni con el buque Cecilia Payne de 86 metros de eslora.
Lo hizo público la propia naviera al solicitar a Ports de les Illes Balears (Ports IB) atraque en el puerto de Sant Antoni para poder realizar los citados servicios marítimos, desde junio hasta septiembre, con este fast ferry que tiene 26 metros de eslora más que la limitación adoptada por el Consejo de Administración de Ports Ib.
Al respecto, esta vecina rechazó la reapertura del puerto a grandes ferris por los efectos y el impacto negativo que puede tener esta ruta en la posidonia con la llegada de los grandes buques que remueven los sedimentos del fondo y enturbian el mar. Por su parte, la vecina Irene Blasco lamentó el «retroceso» que supondría permitir este tráfico comercial en la localidad. «Ya se consiguió cerrar y que quedase como puerto deportivo que ofrece un refugio a las embarcaciones. Reabrirlo a grandes buques es retroceder», denunció. Recordó que se cerró, entre otros motivos, por el tráfico rodado de camiones por el paseo y la congestión que suponía para la localidad.
Además, explicó que, desde que se prohibió el tráfico comercial, se esta regenerando la bahía. «Ya tenemos el puerto de Ibiza, que es extenso, para este tipo de rutas», concluyó esta vecina de Sant Antoni.