En poco menos de una hora la procesión de La Borriquita recorrió las principales calles de Dalt Vila para trasladar hasta la iglesia de Santo Domingo la imagen de Jesús entrando en Jerusalén a lomos de un pollino. En el Domingo de Ramos, numerosos fieles de Ibiza -también turistas- acompañaron al Cristo en este recorrido.
Concentrados en la plaza de la Catedral, el obispo Vicent Ribas llevó a cabo la bendición de las ramas de olivo y las palmas que la mayoría de asistentes llevaban en sus manos. Lo cierto es que la del obispo llamaba la atención por su decoración y trenzado.
Tras el breve acto religioso, la banda musical de la cofradía del Cristo Yacente abrió la comitiva en la que podían verse también los estandartes de otras agrupaciones religiosas como Nuestra Señora de los Dolores y del Santo Cristo del Cementerio. Precisamente, 14 portadores de esta última cofradía fueron los encargados de llevar a hombros la imagen de Jesús sobre La Borriquita.
«Hemos ensayado. Hay gente que lleva mucho tiempo como costalero y conoce ya el sistema», explicaron los portadores, quienes comentaron además que este año se había cambiado el recorrido puesto que la Catedral de Ibiza sigue cerrada por obras. Desde el Obispado avanzaron después que la previsión es reabrir el templo este Jueves Santo para la Misa Crismal.
Mery seguía con atención este acto religioso que, por primera vez, contemplaba en este lugar de Ibiza. «Voy a intentar seguir toda la procesión», señaló.
María es miembro de la Cofradía Nuestra Señora de los Dolores desde hace cuatro años. Su amiga Lina, desde hace 37. Con los ramos y palmas en la mano aguardaban también que la imagen iniciara el recorrido para acompañarla. «Lo vivimos con mucha emoción. Parece que la participación baja un poco», lamentaron.
Lina explicó cómo, años atrás, estaba muy mal visto que las mujeres fueran cofrades: «Nos hacían subir a la Catedral tapadas y que no nos viera nadie. Ahora hay más mujeres que hombres».
Minutos antes del mediodía, a ritmo de una marcha religiosa, La Borriquita hizo su entrada en la iglesia de Santo Domingo, donde comenzó después la misa del Domingo de Ramos.