Una imagen execrable, repleta de inmundicia, y un fortísimo nauseabundo hedor. Es lo que uno siente al atravesar la pequeña puerta del antaño restaurante Café del Sol, en Sant Antoni. Este lugar ha sido okupado en los últimos seis años por parte de una pareja, que han dejado el lugar convertido en un auténtico vertedero de escombros, basura, ruina y excrementos. Durante la jornada de este miércoles, el establecimiento ha sido desocupado por la empresa Desokupa y, su nuevo propietario, planea ahora el nuevo uso que le va a dar al local junto a un arquitecto.
En el suelo del establecimiento se acumulaban las garrafas, llenas de orina de la pareja que ha residido por más de seis años en el establecimiento. Tiradas en el suelo había dos camas y un sofá en un estado zarrapastroso. El estado del piso de arriba es, si cabe, aún peor que el de abajo. Las heces del perro de los antiguos residentes se acumulan por doquier en el suelo. Todo ello, junto al calor, combina para provocar un hedor casi insoportable en el lugar.
Nuevo propietario
El nuevo propietario sabía del estado de ocupación del establecimiento y lo compró con pleno conocimiento de causa. Lo que no podía esperarse era el estado en el cual se había dejado el lugar. «Esto es horrible; completamente insalubre», explicaba este jueves por la mañana el propietario a Periódico de Ibiza y Formentera Explicó que, desde que adquirieron la propiedad, contactaron con Desokupa. Paralelamente, se inició un proceso legal con un abogado «que todavía estaba en trámite y no llegó a prosperar». «Siento una impotencia grandísima», añadió el nuevo propietario. Sabía de la denuncia por insalubridad emprendida por el Ayuntamiento de Sant Antoni, pero es consciente de que la limpieza y reforma que le espera es muy grande. Su intención es convertir el espacio en un nuevo edifico residencial de alto standing, «que le dará una nueva cara a la zona».
Los encargados de la desocupación del antiguo restaurante ha sido la empresa de Desokupa, de la mano del mediático Dani Esteve y un compañero suyo. Tras la recuperación del local valoró de manera positiva la acción, que fue «rápida y fácil», según precisó a Periódico de Ibiza y Formentera.
La acción comenzó cuando el propietario le contactó. Éste le enseñó las escrituras y, a sabiendas de que la propiedad que habían comprado estaba ocupada, contrató los servicios de la empresa Desokupa para recuperar el local. El nuevo propietario adjuntó, además, un informe sobre el riesgo de colapso que tiene la propiedad, además de indicios de insalubridad.
Una vez hechas las comprobaciones, Dani Esteve se desplazó hasta Ibiza y solicitó el permiso a la Policía Local de Sant Antoni para realizar el control de acceso en caso de que éste fuera necesario, el cual fue aprobado por las autoridades. Junto a su compañero acudieron al lugar y llamaron a la puerta. Les sorprendió la amabilidad de la chica que le abrió, que parecía casi esperarles después de tanto tiempo de okupación.
Una vez dentro, Esteve les explicó que las opciones para ellos eran o bien abandonar la propiedad de manera voluntaria, lo que ayudaría a retirar la denuncia por insalubridad y a poder disfrutar de lo ofrecido por la propiedad -un camión para mover los enseres y un realojamiento temporal-, o bien tener que instalar el control de acceso. La chica quiso esperar la llegada de su marido y ambos, finalmente, abandonaron el antiguo restaurante de manera voluntaria después de haberlo okupado durante los últimos seis años.
Los vecinos
Los vecinos de la zona veían con frecuencia a los antiguos residentes, una pareja formada por una chica catalana y un hombre mexicano, según relataron este jueves por la mañana a este rotativo. Destacaron la falta de higiene de ambos, que se hacía notar a su paso y al pasar delante de la propiedad. Pese a ello, recalcaron que, más allá de la higiene, suciedad y la falta de salubridad, no habían dado problemas de incivismo, y que incluso algunos tenían buena relación con ellos.
Más intervenciones
Según explicó el líder de Desokupa, ese mismo día realizó otra mediación, también en Sant Antoni. En este caso se trataba de un hombre africano que estaba viviendo en un alquiler ofrecido por la empresa en la que trabajaba como lampista. Cambió de trabajo y la empresa que le contrataba le reclamó la vivienda. Éste no solo no la abandonó sino que empezó a subarrendar la habitación a compatriotas suyos, en los que calcula que ahora mismo puede haber entre 10 y 12 personas pernoctando ahí. Esta mediación, como precisó Esteve, no ha podido darse por concluida.
Ahora mismo tienen más trabajo que nunca, explicó Esteve. Durante la jornada de este pasado miércoles, al haber sido tan rápida la intervención en el restaurante, partió a Madrid por la tarde para participar en otra desokupación. En lo que llevan de semana, ya han participado en 32 intervenciones a lo largo de todo el país, detalló Esteve a este rotativo.