Aunque en Ibiza las protestas contra los efectos del sector turístico en la población residente no son aún de gran calado, sí que en otros puntos como Mallorca, Canarias o Barcelona estas manifestaciones están siendo un éxito de participación. Y es muy probable que, en algún momento, esto también suceda en la mayor de las Pitiusas. Así lo considera el vicepresidente de la CAEB, José Antonio Roselló, quien cree que las administraciones públicas deben reaccionar ante las «críticas razonables» de los residentes. Sobre todo cuando estas se dirigen fundamentalmente hacia esa misma Administración y no hacia los turistas en sí.
«Hay que comprender estas manifestaciones», advierte Roselló, «quien se manifiesta es gente de a pie, ciudadanos a los que hay que escuchar porque están manifestándose contra lo que, a su juicio, es un problema. Además, cualquier actividad económica tiene que escuchar a la comunidad local en la que se desarrolla». El vicepresidente de la CAEB aclara, no obstante, que los manifestantes también han de ser conscientes de que «no pueden equivocar el mensaje». «La mayor parte no lo hace pero sí que han de tener claro que no se trata de manifestarse contra el turismo o los turistas sino contra los efectos», apunta en este sentido el vicepresidente de la CAEB. Y añade: «No hay que entender las manifestaciones como una agresión a la actividad turística. Sería ridículo. Son más un aviso a las administraciones, que son las que tienen la llave para resolver la situación. Esto se está produciendo más desde la pandemia. La gente empieza a preocuparse y también hay preocupación entre los operadores del sector. Exceltur ya analizó a principios de este año el problema de la masificación».
Roselló ha recordado que las protestas se están dando en otros puntos de Europa como Amsterdam o Venecia pero ha puntualizado que cada destino tiene sus propios problemas. Incluso dentro de Ibiza no cree que las quejas sean similares en todos los municipios. «En la isla hay lugares donde la actividad turística no genera problemas», ha señalado, «por ejemplo, donde hay turismo de familias el ambiente es muy agradable. Pero luego hay otros problemas como pueden ser los atascos o la acumulación de gente en algunas poblaciones». Y estas son afecciones que el vicepresidente de la CAEB considera que se deben corregir porque, además de afectar a los residentes, afectan al propio sector turístico: «La sobreexplotación degrada la imagen del turismo y eso es lo que tenemos que evitar. Hay que poner el foco en el bienestar de los residentes. Y tener en cuenta que el turismo es a favor de la población autóctona». De ahí que le preocupe esa visión de Ibiza como «un decorado» en el que el residente cada vez tiene menos importancia.
Falta de liderazgo
Desde la CAEB se echa en falta en estos momentos un «liderazgo claro» del Ministerio de Turismo en España. Dirigido por el socialista Jordi Hereu, el ministerio debería actuar, según Roselló, «teniendo una hoja de ruta estratégica para todo el país y en la que después se encajen los destinos con sus particularidades». Además, esta hoja ruta, ha añadido, debería estar consensuada con la oposición porque, en su opinión, «la política turística tiene que ser una política de Estado». A esto ha sumado que «las administraciones públicas son las que tienen el poder de la normativa represora contra la sobreexplotación», trabajando con «información, orientación e inspección».
Para Roselló es el Ministerio de Turismo el que ha de llevar la batuta a la hora de poner coto al alquiler turístico ilegal. Ha de ser el Estado el que, en su opinión, negocie con las plataformas de alquiler vacacional, que encuentran hoy relativamente fácil capear las normativas autonómicas, insulares y municipales basándose en la legislación de la UE. Sin embargo, el vicepresidente de la CAEB también advierte de que no se puede acabar totalmente con el alquiler vacacional pues, aunque hoy se considere «la causa de todos los males», tiene también unos clientes a los que es necesario dar respuesta. Ha de haber, asegura, «buena voluntad porque las plataformas como AirBnb mueven a mucha gente».
El vicepresidente de la CAEB, finalmente, tiene claro que las políticas turísticas deben «poner el foco en el bienestar de los residentes». De ahí que considere que no pueden menospreciarse las manifestaciones porque estas demuestran cuáles son los problemas derivados del turismo que están afectado a los ciudadanos. «El objetivo», ha añadido José Antonio Roselló, «tiene que ser mejorar el turismo a través de la mejora de la vida de la población autóctona».
En cuanto a las quejas de los ciudadanos, Roselló destaca aquellas relativas a la «banalización» porque eso puede convertir Ibiza «en un parque temático». «Las manifestaciones ponen de manifiesto un problema que ha aumentado de grado y hay que trabajar en su solución», ha explicado, «se han hecho cosas positivas como la limitación del acceso de vehículos en Formentera y ahora se quiere hacer lo mismo en Ibiza. Es evidente que hay que hacer ajustes y, aunque tengamos una economía liberal, las excepciones confirman la regla. Es decir, se requieren algunos ajustes frente a estos problemas».
A lo largo de su conversación con Periódico de Ibiza y Formentera , el vicepresidente de la CAEB insiste en que las protestas no deben dirigirse contra los turistas porque eso «es contraproducente». Sin embargo, sí admite y entiende que «la organización del turismo necesita una reconfiguración y otro impulso». De ahí que crea que estas protestas se dirigen más hacia las administraciones públicas que hacia el sector. En el caso de Ibiza, ha recordado que estas protestas no tienen aún muchos seguidores pero también ha advertido que «no se pueden dejar las cosas sin solucionar».