Con los dedos de una mano podían contarse ayer los negocios abiertos en emblemáticas vías de la ciudad como la calle de la Cruz o la de Antoni Palau.
Mariló, de la Sombrerería Bonet, destacó ayer que ellos abren todo el año, aunque noviembre y febrero son los peores meses para las ventas. «Es una tienda de toda la vida y tiene su clientela. Hay que estar aquí al pie del cañón. El problema de esta zona por mucho que quieran dinamizarla es que casi todos los locales son alquilados y mantener abierta una tienda todo el año cuesta mucho dinero», manifestó.
Al principio de la calle de Aníbal, sólo un negocio de regalos abrirá todo el año junto a las farmacias de toda la vida. Una tienda de moda ubicada en un lateral cerrará el día 10.
En una esquina, un establecimiento de moda y souvenirs resistirá hasta finales de mes. Según explicó su encargada Rachel, en su negocio trabajan bien cuando llega algún crucero y, por tanto, su apertura depende un poco de estas embarcaciones.
«La temporada ha ido bien, aunque dependiendo de los días. Algunos han sido buenos y otros no. No se puede comparar a 2023, que fue muy bueno», recordó.
Otro de los tradicionales negocios que abrirá todo el año es la Administración de Lotería número 1 de Ibiza, cuyo propietario Joan Mayans aseguró estar acostumbrado a que, con la llegada de noviembre, el barrio quede desierto. «Se habla mucho de los cruceros que molestan a todo el mundo, pero muchos negocios de aquí viven de ellos», insistió. Este local es de los que más actividad registrará en estas próximas semanas, principalmente cuando se acerque el sorteo de la Lotería de Navidad.
Mientras que un italiano a los pies del rastrillo cierra este domingo, una pizzería situada frente al Mercat Vell va a intentar permanecer abierta hasta el 31 de diciembre. Alberto, su encargado, avanzó que van a abrir todo el día después de un verano «muy bueno».
Frente a un conocido estanco de la Marina, una tienda de souvenirs trabajaba a contrarreloj para guardar todo el material y cerrar hasta la próxima primavera.
Christian, responsable del restaurante Oli Port, lamentó que el barrio se queda vacío, aunque en su caso van a abrir todo el invierno. «Ya lo hicimos así el año pasado y ahora repetimos. Vienen los vecinos de la zona», señaló.
Según consideró, sería necesario organizar algún tipo de actividad para dinamizar la Marina, completamente desierta en esta época del año. «El verano no ha sido como lo esperábamos», afirmó también.
Jaume, del bar La Estrella, cerrará justo antes de las Navidades para reabrir a comienzos de marzo. «Hace años se abría siempre y sólo se cerraba dos días, pero ahora es diferente», recordó.
El presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Puerto, Joaquín Manuel Senén, confirmó que este invierno quedarán muy pocos locales abiertos en su zona, aunque alguna que otra tienda podría aguantar hasta finales de mes debido a los cruceros que todavía deben recalar en Ibiza.
«Ya se lo he comentado a las administraciones. Hay que ir convenciendo poco a poco a los empresarios para que vayan abriendo. Además, este año también habrá obras en algunas zonas del puerto», señaló.
Senén reconoció que el verano ha sido «muy irregular», probablemente por la celebración en julio de grandes eventos deportivos en otros puntos de Europa.
«Septiembre y octubre han sido bastante positivos, aunque la gente se ha quedado desencantada porque la temporada no ha sido tan buena como se esperaba. El descenso del turismo familiar se ha notado mucho en nuestra zona», lamentó.