Nunca llueve a gusto de todos y más cuando se trata de caramelos en las cabalgatas de Reyes Magos. En el caso de Ibiza, ha habido vecinos y vecinas que se han quejado con el reparto de caramelos en determinados puntos de la isla. Es el caso del municipio de Ibiza, donde Chloe Marí se puso en contacto con Periódico de Ibiza y Formentera al acabar la cabalgata para transmitir su «queja» por el reparto de caramelos que hicieron sus Majestades de Oriente a su paso por Vila.
«Hemos ido a ver la cabalgata de Ibiza y estábamos situados a la altura de Correos y hemos cogido, literalmente, cuatro caramelos. Me parece fatal que habiendo un montón de niños hayamos cogido cuatro caramelos», expresó esta lectora de Periódico de Ibiza y Formentera adjuntando la foto de los cuatro caramelos que había conseguido pillar. «Había leído que este año había más kilos de caramelos...pues...¿dónde se han quedado? La verdad que todo un despropósito», afirmó Ruth Mercadal, otra lectora de este rotativo en un comentario en la noticia de la cabalgata.
Pero, ¿cuántos kilos de caramelos se repartieron en cada municipio? En el caso de Vila, sus Majestades de Oriente, así como sus ayudantes, repartieron 1.500 kilos de caramelos, es decir, 1,5 toneladas. En el caso del municipio de Sant Antoni, sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar repartieron 2.000 kilos de caramelos, es decir, dos toneladas. En Santa Eulària, el total repartido entre el público fueron 1.000 kilos de caramelos (una tonelada), mientras que en Sant Josep no ha trascendido el dato.
Eso sí, a diferencia de otros años, no ha habido paraguas del revés para cazar cuantos más caramelos mejor. Se ha optado más, por tanto, por la tradicional bolsita y recogerlos a la antigua usanza: al vuelo o al caer al suelo. Aunque hay quien echó mano del ingenio, colocando paellas o tapas de cubos del revés para que la superficie recolectora de caramelos fuera amplia y no molestar a los demás asistentes. Cabe destacar que la técnica del paraguas al revés ha causado incluso peleas entre adultos en otros puntos del país, algo lamentable al tratarse de los Reyes Magos y ilusión de los más pequeños.
El problema no es que hubiera pocos caramelos, había más o menos los de cada año. El problema tampoco son los niños. El problema son los adultos que se comportan peor que los niños. Algunos se tiran literalmente en plancha a por los caramelos e incluso se arrastran bajo los coches si algún caramelo ha ido a parar allí, y todo para llenarse los bolsillos en tal cantidad que ni en sueños se van a comer. No faltan caramelos, lo que falta es civismo y un poco de sentido común.