El próximo 31 de mayo cerrará sus puertas Selecciones Maria, uno de los establecimientos más emblemáticos de Sant Antoni. Con su despedida, no solo desaparece una tienda que ha formado parte del paisaje urbano portmanyí desde 1967, sino también una historia de esfuerzo, adaptación y cercanía que ha acompañado a varias generaciones de vecinos y visitantes.
Fundada por Maria Bonet Torres cuando tenía sólo 18 años, Selecciones Maria, en la calle Cervantes, nació en el solar familiar en pleno auge turístico. Su padre construyó el local y una de sus tías, Pepa, que ya tenía un negocio de souvenirs a la entrada del pueblo, la animó a dar el paso. «Ella me ayudó mucho a contactar con los representantes de bolsos, sombreros, bisutería…», recuerda María. Desde entonces, nunca ha dejado de trabajar.
Aquel primer negocio fue también el inicio de una vida compartida con Pepe ‘Puet’, quien en aquel entonces era aún su novio y trabajaba en el bar Modas, justo al lado de la tienda donde Maria empezó su vida laboral Confecciones Roselló y donde se conocieron. «Desde el principio mi marido siempre me echó una mano en lo que necesitara», cuenta. Años después, al casarse en 1973, la pareja construyó su vivienda justo encima del local, donde siguen residiendo.
La tienda comenzó siendo un establecimiento mixto de ropa y souvenirs, pero pronto se convirtió en la primera juguetería de Sant Antoni. «Pensé en tener unos cuantos juguetes para que, mientras las madres elegían ropa, los niños pudieran encapricharse de alguno. Tuvo tanto éxito que llenamos la tienda de juguetes», explica.
Aquellos años dejaron imágenes memorables, como las filas de bicicletas de juguete que recorrían la tienda entre la ropa o las visitas a la feria de juguetes de Valencia, donde conoció de primera mano la fiebre por La Guerra de las Galaxias o He-Man. Aún hoy, una estantería dedicada al mítico personaje ochentero sigue en pie: «Ha venido mucha gente que me ha ofrecido comprarla, pero esto es cosa de mis hijos, más a partir de ahora», afirma.
La confianza fue siempre uno de los pilares del comercio: los vecinos encargaban los juguetes en verano y los pagaban poco a poco hasta Navidad. «Para cuando llegaban los Reyes, ya lo tenían pagado… si es que lo pagaban, porque también había quien le costaba», recuerda entre risas. Con el tiempo, dejó de vender juguetes y centró el negocio en ropa, calzado y artículos de hogar.
El alma de Selecciones Maria no ha sido solo su fundadora. Durante décadas, compartió el mostrador con Marieta y Mari, dos empleadas que, junto a ella, formaron el trío conocido con cariño como ‘las tres Marías’. «Marieta estuvo desde el primer día hasta que se jubiló, Mari se fue a la Península», señala entre orgullosa y nostálgica.
El anuncio del cierre, hecho con un cartel en el escaparate, ha provocado un aumento de visitas al local. «Ha venido mucha gente, más que por las ofertas, para despedirse», dice emocionada. Porque más allá de las liquidaciones, el vecindario quiere agradecerle el trato cercano y la fidelidad a lo largo de 58 años.
Las razones del cierre no son solo personales, también tienen que ver con las dificultades de continuar. «Pago autónomos de toda la vida y hace poco me llegó una carta de Hacienda por la que debía pagar un dineral. Los medicamentos que tenía pagados desde hace años ahora resulta que solo me hacen un 40%… Te enganchan por todos lados y al final acabas trabajando para los demás», se lamenta. Y añade, con resignada sonrisa: «Ya toca descansar un poco». ¿Qué hará ahora? «No tengo muy claro qué haré a partir de ahora. Creo que me aburriré, como mínimo me anyoraré», confiesa. Su marido, desde el fondo de la tienda, le lanza una mirada cómplice. «Él dice que me va a sacar cada día a algún sitio. ¡A ver si es verdad!», exclama entre risotadas.
JricartY las pilinguis de Abalos....