En pleno corazón de la ciudad de Ibiza, justo donde se cruzan la avenida Ignacio Wallis con la calle peatonal del Médico Antonio Serra, se alza una esquina que huele a café recién molido, a croissants horneados cada mañana y a alquimia líquida: el Caffè Pascucci. Esta cafetería, inaugurada en mayo de 2024, trae consigo la historia de una marca con más de 140 años de tradición, y la visión precisa y apasionada de Thomas Galli, responsable del local y auténtico embajador del café de especialidad.
Inicios
La historia de Pascucci comienza en Italia, en 1883, cuando Antonio Pascucci decidió dedicarse al comercio de café crudo. Aquel germen inicial se convirtió en una pasión que pasó de generación en generación. En 1935, su hijo Mario, junto a su esposa, abrió un pequeño café en Monte Cerignone, donde instaló su primera máquina de espresso. En 1975, fue el turno de Alberto, hijo de Mario, quien industrializó el proceso de tueste y sentó las bases de lo que hoy es una marca global.
«Una historia de familia, de pasión, entusiasmo y crecimiento, de valores transmitidos de generación en generación», resume Thomas. Pascucci se ha mantenido fiel a una filosofía de excelencia que se manifiesta en el control absoluto del grano: desde la selección en origen hasta la preparación en taza. «El secreto de la calidad sin duda está en la atención y el cuidado con que se procesa y controla el café», afirma.
Actualmente, la cadena cuenta con más de 800 tiendas en todo el mundo, especialmente en Italia, Estados Unidos y Asia. La llegada a Ibiza representa una apuesta por acercar el café de calidad a una isla acostumbrada al café rápido, funcional y, en muchas ocasiones, olvidable.
Pero Pascucci Ibiza no es una cafetería cualquiera. Al entrar, el visitante se encuentra con una barra repleta de coloridas jarras de leche, pasteles artesanales y una carta que abarca desde espressos clásicos hasta creaciones sorprendentes con pistacho, avellana o chocolate, pasando por frappés de sabores y cafés preparados con métodos alternativos como el drip coffee o el V60.
Alquimia
Thomas Galli, con dos décadas de experiencia como coctelero, ha encontrado en el café un nuevo terreno para aplicar su particular alquimia. «Hay que pesar el gramaje exacto de cada café antes de molerlo con la textura perfecta, que puede cambiar según factores como la humedad del ambiente. Es como una especie de alquimia», explica. Esta precisión es la base del café de especialidad, un concepto que defiende con convicción: «Son cafés de primera calidad y elaborados con métodos manuales, por goteo y sin máquina».
Uno de los emblemas de la casa es el Burundi Special Coffee, un café cultivado a 1750 metros de altitud, que, según Thomas, ha sido envejecido con elementos como mango, miel, cheesecake o incluso tabaco, para lograr una bebida con aroma a mermelada, miel, melón y un carácter vinoso. Este nivel de complejidad sensorial es inusual en el café que solemos tomar a diario, y Pascucci lo convierte en una experiencia para los cinco sentidos.
Más allá del producto, Pascucci también apuesta por el factor humano. «Una cosa es tener la mejor materia prima y otra es saber trabajarla», apunta Thomas, que subraya la importancia de la formación: «Damos cursos de formación a nuestros empleados, que la próxima temporada de invierno irán a Italia para seguir formándose». El objetivo es que cada taza servida sea fruto de conocimiento, práctica y sensibilidad.
Clientela
En Ibiza, donde lo efímero y lo turístico suele marcar el ritmo del negocio, Pascucci ha logrado atraer a una clientela fiel y local. «Nuestra clientela es, básicamente, gente de Ibiza que vive o trabaja en los alrededores y vienen durante todo el año. La anterior temporada apenas tuvimos turistas, pero este año está arrancando con muchos clientes americanos, holandeses o ingleses que están pasando unos días de vacaciones», relata Thomas.
La carta de desayunos también es un reclamo. Croissants elaborados a diario, tostadas con productos frescos, bowls de frutas, pancakes, y una especialidad que ya tiene club de fans en la isla: los huevos benedictinos servidos en pan focaccia italiano. Todo está pensado para ofrecer una experiencia que une sabor, cuidado artesanal y un toque cosmopolita.
Además, Pascucci no olvida el compromiso social. Entre los cafés más valorados está el Drop Coffee, elaborado en Guatemala por mujeres que han sido víctimas de violencia sexual. «Es un café que también representa una causa», afirma Thomas, destacando el valor del comercio justo dentro de la industria.
El café de Pascucci Ibiza no solo se bebe, se escucha, se huele, se analiza, como quien asiste a una cata de vino o a un concierto en acústico. En un mundo donde el café suele ser un trago rápido entre tareas, este rincón de Vila invita a detenerse, disfrutar y saborear lo que Thomas Galli define como una alquimia en taza.
Porque en el fondo, como él mismo afirma con una sonrisa, «tienes que probar nuestra crema. ¡Confuso!».
Caro , desordenado y nada de otro mundo