La regulación de entrada de vehículos a Ibiza y Formentera vuelve a estar en el centro de la polémica. Rafael Cardona, responsable de la naviera Trasmapi y delegado en Ibiza y Formentera de la patronal de empresarios de actividades marítimas (APEAM), explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que el cupo de vehículos autorizado no está realmente completo, «como asegura el Consell d’Eivissa», sino que se mantiene bloqueado porque no se actualizan las reservas de coches que nunca llegan a la isla.
En este sentido, según cálculos del sector, entre un 15 y un 20 % de los vehículos autorizados en Formentera.eco (1.732 coches) no están físicamente en la isla, lo que estaría reduciendo la capacidad real de entrada en los meses de julio y agosto, en plena temporada turística. «Pone que el cupo está completo hasta el próximo día 23 de agosto», apuntó.
Esta situación también se extrapola a las previsiones registradas por las navieras que operan entre la Península e Ibiza, donde la reserva total de la cuota diaria permitida se fijó en 4. 108 coches de particulares. Cardona destacó que, cuando los usuarios reservan una plaza para trasladar su vehículo, esa matrícula queda bloqueada durante toda la estancia prevista, incluso si el visitante finalmente no viaja o acorta su estancia.
«Esto significa que, aunque el Consell asegura que el cupo está lleno, en la práctica hay espacio disponible que se pierde porque la aplicación no actualiza los datos en tiempo real», lamentaron desde el sector, resaltando que este problema está afectando también a los residentes de Ibiza que suelen desplazarse a Formentera los fines de semana durante el verano. «La gente hace varias reservas con antelación porque son gratuitas, aunque después no viajen. Como esas reservas no se cancelan automáticamente, bloquean la entrada de otros usuarios que sí quieren ir», agregaron, explicando que las navieras recibieron una carta del Consell d’Eivissa con la orden de no vender más billetes de vehículos desde Ibiza a Formentera ni desde la Península a las Pitiusas porque el cupo estaba completo.
Por lo tanto, las compañías marítimas no pueden hacer ventas nuevas ni atender reservas de última hora. Una situación que, según Rafael Cardona, ha generado numerosas quejas entre los clientes, así como entre los empresarios de Formentera. En esta línea, el responsable de la naviera Trasmapi manifestó que la no actualización del sistema de reservas no sólo repercute en el transporte marítimo, sino también en el conjunto de la oferta turística de Formentera. «Si un turista no puede entrar con su coche, en muchos casos directamente decide no viajar. Esto implica una pérdida de clientes para restaurantes, hoteles y comercios de la isla», lamentó e indicó que algunos empresarios de la pitiusa menor hablan ya de una temporada «rara».
«Está siendo peor que la del año pasado. Hay negocios en Formentera que están un 25 % por debajo de los ingresos de 2024», aseguró, haciendo hincapié en cómo el balance provisional del verano apunta a que 2025 está siendo un año complicado para el turismo en Formentera. Los empresarios coinciden en que la temporada está «por debajo» de la de ejercicios anteriores, según Cardona.
En el caso de las compañías de transporte marítimo, explicó que la caída de usuarios que viajan con su propio vehículo se estima en torno al 10 % menos respecto al verano pasado. «Es cierto que el cupo establecido ya supone una desventaja, pero lo asumimos porque responde a una decisión de la isla. Lo que no tiene sentido es que el sistema no funcione con rigor y nos impida aprovechar al máximo las plazas disponibles», criticaron desde el sector, reclamando que el mecanismo de control sea fiable y transparente. «Con los medios técnicos que existen hoy, es perfectamente posible actualizar los datos cada día. Bastaría con cruzar la información de las cámaras que registran las matrículas con las reservas activas y liberar automáticamente aquellas que no han entrado en la isla. No parece algo complejo de hacer informáticamente», apuntó, lamentando cómo el actual funcionamiento genera un efecto disuasorio en muchos clientes.
Debido a ello, desde el sector exigieron al Consell d’Eivissa una mejor gestión de la normativa. «El mecanismo deja mucho que desear. No decimos que falle, pero sí que no está a la altura de lo que se espera de este sistema de control», concluyeron.
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