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Temporal en Ibiza y Formentera

La falta de electricidad agrava los efectos de las lluvias en la Marina y en Dalt Vila

Vecinos y comerciantes de estas dos zonas y el puerto de Ibiza intentan recomponerse

Los efectos de las lluvias torrenciales son muy visibles en los barrios de la Marina, Dalt Vila y el puerto de Ibiza | Foto: Toni P.

| Ibiza |

La calle Castellar, en pleno corazón del barrio de la Marina de Ibiza, presentaba este miércoles una actividad inusual: comerciantes armados con fregonas, cubos y cualquier herramienta disponible se afanaban en achicar agua de sus locales. «Lo hemos advertido mil veces», repetía Toni mientras arrastraba el agua fuera de su negocio. A su lado, Joan Vinyes definía el alcantarillado de la zona como «un embudo». «Es increíble que la pendiente no vaya hacia el mar y que toda la evacuación dependa de las alcantarillas», denunciaba, subrayando que durante la emergencia «todos nos ayudamos unos a otros».

Los daños materiales son aún difíciles de cuantificar y varían en función de los productos de cada negocio. Marga, que vende artículos de plata, aseguraba que «simplemente he tenido que secar el material que se mojó», mientras que en Sa Creu lamentaban pérdidas prácticamente totales: «Hemos perdido prácticamente todo el material de tela y madera, que después de mojarse ya no sirve para nada».


Apagón

A la devastación del agua se añade el apagón eléctrico que afecta a buena parte de La Marina y Dalt Vila desde la tarde del martes. La falta de electricidad no solo ha impedido reabrir negocios, sino que también hizo imposible el uso de bombas de achique para evacuar el agua en algunos locales, lo que agravó los daños.

En la tienda de moda Tomtom, Laura y su hija Kenza achicaban agua en la oscuridad, tomándoselo con filosofía: «Todo es mejor si te lo tomas con buen humor», decía Laura. Sin embargo, reconocía su preocupación: «Todavía no he podido ver cómo está todo el material del almacén. No hay luz desde ayer y está totalmente a oscuras».

Los trabajos de limpieza continúan en las zonas que se han visto afectadas.
Foto: Toni P.

El corte de suministro obligó a numerosos negocios a permanecer cerrados o trabajar a medio gas. El estanco de La Marina solo pudo atender en metálico. «No podemos hacer ningún tipo de gestión», explicaba Vitorí desde el mostrador. En frente, la tienda Can Font ni siquiera abrió: «El agua no ha sido problema, pero sin luz no puedo trabajar y todo el material se va a ir a la mierda», admitía Juanito, su responsable, que pese a todo se lo tomaba con humor: «Ahora por lo menos tendré un par de días de vacaciones».

Establecimientos históricos como el bar La Estrella y la heladería Los Valencianos también se vieron gravemente afectados. «Llevamos 27 horas sin luz y ya hemos perdido la totalidad de nuestro material: los helados, las galletas, los cucuruchos… ¡Esto no pasa ni en el Congo!», lamentaba Daniel L. Galiana, responsable de la heladería. Jaume Ferrer, por su parte, añadía: «Lo de ayer es normal, el agua nos llegaba hasta la rodilla y estuvimos achicando hasta las dos de la madrugada. Lo que no es normal es que hoy sigamos sin luz, perdiendo el material de neveras y congeladores y otro día más con las puertas cerradas». Ambos quisieron, sin embargo, agradecer «al alcalde, que desde primera hora nos llamó para interesarse y vino a ver la situación en cuanto pudo».


Vecinos sin luz

La falta de electricidad también golpeó a los vecinos. «Llevo más de 24 horas sin luz», contaba una residente de La Marina. «Durante la tormenta no pude prepararme nada para comer y el teléfono se me quedó sin batería. No pude salir de casa hasta la tarde. En la farmacia me dejaron cargar el móvil y me dieron un par de galletas para aguantar hasta que pude ir a un supermercado».

Limpieza en las tiendas de Vila.
Foto: Toni P.

En Dalt Vila, Bárbara relataba una situación similar desde Sa Carrossa: «Llevamos sin luz desde la tarde de ayer y hago equilibrios con la batería del móvil». Pese a ello, mantenía el humor en el bar Es Fornas mientras cargaba su teléfono: «El congelador está muy agradecido de que vaya a quedar limpio y la nevera se ha buscado un nuevo trabajo como fermentadora».

En la misma zona, Maria José, responsable de la tienda de moda El Animal, había logrado limpiar su local, pero lamentaba que «va a ser el segundo día perdido». «Las clientas no pueden elegir los vestidos en la penumbra y yo no puedo cobrar con tarjeta», se quejaba.

Desde Endesa reconocieron que «hay una veintena de avisos de baja tensión que se van resolviendo», aunque insistieron en que «son incidentes que afectan a muy pocos clientes, de uno a cinco dependiendo de la zona». Los técnicos continúan trabajando para restablecer el suministro.

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