Ramiro Rodríguez Antón, conserje de noche de un hotel de Can Pastilla, casado y con tres hijos, fue asesinado la madrugada del 26 de marzo de 1990 mientras trabajaba. La víctima, de 66 años, recibió numerosas puñaladas en el pecho que le ocasionaron la muerte. Según la reconstrucción policial de los hechos, el cadáver fue arrastrado varios metros y colocado sobre una butaca.
El asesino se llevó consigo un video y poco más de 2.000 pesetas de la caja de recepción. A pesar de ello, se descartó el robo como móvil, ya que el criminal no robó otras pertenencias de valor o dinero que la víctima llevaba en su bolsillo. Se barajó la posibilidad de que fuera una venganza personal.
Dos testigos, que intentaron acceder a la recepción y no pudieron porque el criminal había puesto un palo atravesado en la puerta, describieron al delincuente que al verlos se dio a la fuga. Cuando por fin pudieron entrar, los clientes encontraron el cuerpo de Ramiro y avisaron a la Policía. Días más tarde, el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía llevó a cabo la detención de un sospechoso. El detenido fue trasladado a la Jefatura de Palma, pero tras prestar declaración y llevarse a cabo varias diligencias de comprobación de hechos fue puesto en libertad por falta de pruebas concluyentes.
Este crimen se relacionó con el de Gabriel Forteza, asesinado el 12 de enero de 1990.