Los cuatro chinos que fueron detenidos en mayo en Barcelona después de que una prostituta, que supuestamente fue retenida contra su voluntad, recibiera una paliza en Sant Antoni se sentarán hoy en el banquillo para responder ante la Audiencia Provincial de los cargos de detención ilegal, extorsión, robo y lesiones que se les imputan. A todos ellos se les relaciona con una red de prostitución que contaba con raigambre en Cataluña y Menorca y que pensaba instalarse antes del verano en Eivissa.
Los cuatro sospechosos -a dos de ellos se les considera «cabecillas» de la organización en España- se juegan penas que entre todos suman 48 años de cárcel. El fiscal pide cada uno de los principales imputados un condena de 13 años y seis meses de prisión. En concreto, el ministerio público les reclama seis años por la detención ilegal, otros cuatro y medio por apoderarse de su dinero y otros tres por la supuesta extorsión que sufrió la prostituta. A todas estas penas hay que sumar multas por las heridas que padeció la mujer. Esta aseguró que cayó de nuevo en la red tras huir de un club de Menorca. Al llegar a Eivissa contactó con otras dos mujeres y al llegar a un piso de Sant Antoni se encontró con los ahora procesados. El fiscal, asimismo, reclama para los otros dos acusados, que al parecer también se encuentran en la cárcel desde que tuvo lugar su detención, una condena menor que los anteriores pero que se sustenta en los mismos cargos. La pena pedida se eleva en su conjunto para cada uno de ellos a diez años de prisión y seis meses.