La Guardia Civil y la Policía Local de Sant Antoni pusieron fin a primera hora de la tarde ayer a una nueva fiesta ilegal que se estaba llevando a cabo en la isla y que a las pocas horas de su inicio ya contaba con un centenar de participantes. Los agentes precintaron y se llevaron un equipo de música después de que se registraran varios momentos de tensión cuando se comunicó que la fiesta, que se realizaba en la zona de Santa Agnès, no iba a continuar.
La información recogida por este periódico señala que los organizadores del evento habían anunciado que todo iba a durar al menos tres días. Durante la noche condujeron a los participantes al lugar donde todo había sido preparado, un sitio abrupto y de difícil localización al que se llegaba tras tomar un primer camino de tierra cercano a la iglesia de Santa Agnès hasta que dicha entrada se perdía a través de varias sendas.
Las patrullas de policía y de Guardia Civil intervinieron en la fiesta sobre las tres de la tarde después de que se hubieran recogido múltiples quejas de vecinos que se hallaban afectados. Se da la circunstancia de que una buena parte de las personas que había en la fiesta era de nacionalidad española y el resto británicos, quienes generalmente conforman el mayor número de integrantes en este tipo de fiestas.
Varias de las personas que se encontraban en el lugar increparon
a las fuerzas policiales que intervenían, llegándose incluso a
registrarse varios empujones cuando los agentes insistieron en que
se pusieran fin a la música y se disolviera la concentración de
público que se había reunido en ese momento, una centenar de
personas que en las próximas horas se esperaba al menos que se
duplicara
Pasadas las tres de la tarde, los agentes retiraron el equipo de
música tras tomar una primera manifestación al menos a una persona
que fue conducida a un coche patrulla y de requisarse, además, una
pequeña cantidad de hachís. Poco después, los propios participantes
abandonaban pacíficamente el lugar de celebración de la fiesta.