La Fiscalía General de Egipto ordenó la detención de dos ingenieros y otros nueve empleados de la Compañía Nacional de Ferrocarriles por el incendio de un tren el pasado 20 de febrero en el que, según los datos oficiales, murieron 373 personas, informó el diario local «Al Ahram».
Los detenidos, dos ingenieros de mantenimiento, los responsables de los extintores del tren, cinco revisores y otros dos empleados no precisados, están acusados de «homicidio involuntario y negligencia culposa». El rotativo egipcio apunta que «la Fiscalía podría ordenar la detención de otras personas una vez que finalicen los interrogatorios de los arrestados hasta ahora».
El incendio, que provocó la mayor tragedia en un tren en los 150 años de historia del ferrocarril en Egipto, se produjo al arder, después de salir de El Cairo hacia el sur, los siete últimos vagones de un convoy de segunda y tercera clases cuyo maquinista no se percató del fuego y siguió viaje unos siete kilómetros. Cientos de personas murieron carbonizadas en los vagones incendiados, que se encontraban abarrotados con más del doble de pasajeros de su capacidad y no disponían de ningún mecanismo de seguridad o alarma, según testigos y técnicos que han estudiado el suceso. Horas después del accidente, en el lugar de los hechos, el primer ministro egipcio, Atef Ebeid, achacó el incendio a la explosión de un hornillo de gas utilizado por algún pasajero y descartó una posible negligencia.
Posteriormente se comprobó, por estudios técnicos y testimonios de supervivientes que no hubo ninguna explosión de gas, sino que la causa fue un cortocircuito en los deteriorados sistemas eléctricos del tren, y la Fiscalía ha apuntado ahora la posible existencia de negligencia por parte de los funcionarios de ferrocarriles.