La víctima del primero robo a mano armada habido este año en la isla fue un taxista que recogió, poco antes de la medianoche y ahora hace cuatro días, a un hombre junto a la parada de autobuses de Eivissa. La Guardia Civil tenía ayer detenido a un sospechoso por este caso.
El ladrón, que al parecer se las ingenió para no dejar ver su rostro en el robo, se colocó rápidamente en el asiento trasero y al poco de empezar la carrera sacó una pistola con la que intimidó al conductor. Según todas las fuentes consultadas por este periódico, el viaje terminó en la urbanización Siesta, lugar donde el ladrón se apeó no sin antes llevarse la recaudación y apoderarse de las tarjetas de crédito del taxista.
El sospechoso, que podría ser sudamericano, arrancó las llaves del coche y las arrojó lejos del vehículo antes de huir a pie. Algunas fuentes coinciden en señalar que el taxista fue golpeado brutalmente en la cabeza con la pistola y obligado a entregar no sólo sus tarjetas sino también a facilitar los números secretos de éstas.
Una de las agresiones, al parecer, ocurrió cuando intentó dirigir la carrera directamente hacia Santa Eulària, intentona que cortó de raíz el ladrón. No se descarta que posteriormente el asaltante hiciera uso efectivo de las tarjetas y que, incluso, cogiera otro taxi en Santa Eulària para regresar a Eivissa, según una de las líneas de investigación sobre las que se trabaja. De igual manera, es muy probable que el atracador, por su forma de actuar, necesitara dinero imperiosamente para zanjar con él algún tipo de «negocio» que tuviera pendiente.
El robo que sufrió el taxista no es el único delito con violencia que investigan las fuerzas policiales de la isla. La Guardia Civil trabaja desde anteayer tarde en un nuevo atraco con encapuchados acaecido la gasolinera de Sant Josep. No hay ningún indicio, y ni siquiera razón alguna, para a pensar que ambos asaltos tengan algún nexo en común. Los ladrones de este último hecho huyeron con un botín de algo más de 250 euros.