Al final fueron 21 horas, aunque algunos de los noventa pasajeros pudieron acomodarse en otro vuelo de la compañía que iba en dirección a Gatwick, otro de los aeropuertos de la capital británica, que salía cuatro horas más tarde. El resto tuvo que buscarse alojamiento para pasar la noche, eso sí, a expensas de la compañía de bajo coste, que, aunque la ley no le obliga, asumió estos gastos y prometió a los afectados un billete gratuito. De todas formas, no todos lo encontraron y, de hecho, podían verse en el aeropuerto de Eivissa familias enteras esperando a la hora de la salida del vuelo, como relató al Daily Telegraph Simon O'Donell, de Kennington. «EasyJet se ofreció a hacerse cargo del alojamiento de esa noche, pero había familias enteras con niños durmiendo en el suelo, algo inaceptable. Me han ofrecido otro billete para volar con la compañía, pero no volveré a utilizarla».
El avión partió a las 20,00 horas del día 17, pero hasta las 17,00 horas del día siguiente no obtuvo el permiso para despegar de nuevo. El problema, según relata el Telegraph, fue causado al quemarse un plástico en el depósito de la comida preparada en el microondas y que forzó el retorno del aeroplano. Los pasajeros fueron trasladados a la terminal mientras se determinaban las causas del humo. Los que no pudieron colarse en el vuelo que partió poco antes de media noche hacia Gatwick recibieron instrucciones de que la salida se reprogramaba hasta el mediodía del día siguiente, por lo que debían buscar alojamiento del que se haría cargo la compañía. Sin embargo, en estas fechas es casi imposible alojar a un grupo tan numeroso, por lo que algunos optaron por esperar en el aeropuerto.