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Condenados los tres chinos que raptaron a un compatriota

La Audiencia impone a cada uno de los secuestradores, que actuaron para cobrar una deuda, una pena de 6 años de prisión

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El celo por cobrar los 3.000 euros de unas herramientas que no fueron devueltas tras una obra en Madrid le han costado seis años de prisión a cada uno de los residentes chinos de Eivissa que la semana pasada fueron juzgados por la Audiencia Provincial por secuestrar a un compatriota. La fiscalía pedía diez. Así lo recoge el tribunal que, además, ha condenado a los imputados a seis meses más de cárcel por las lesiones que causaron a su víctima y a indemnizar a éste con 3.731 euros en concepto de responsabilidad civil. La sentencia, de igual manera, recoge que los mismos procesados explicaron lo que habían hecho y explicaron las causas de su comportamiento, una circunstancia que, a juicio de la Audiencia, no disculpa de que privaran de libertad a una persona durante doce horas.

«Las propias declaraciones de los acusados acreditan sin lugar a dudas que dicho ciudadano fue retenido y privado de libertad en un domicilio, bajo la condición para obtener su libertad de hacer su devolución a X.W. de las herramientas de anterior referencia o su valor equivalente en metálico, cifrado en 3.000 euros», dice la sentencia. En ésta se añade que «tanto el secuestrado como el procesado hicieron gestiones telefónicas con dos familiares de la víctima, su hijo y su cuñado, a fin de que alguno de ellos transfiriera a la cuenta corriente proporcionada por X.W. la citada cantidad de dinero».

Asimismo, el tribunal establece igual responsabilidad para los tres procesados porque todos «ejercieron el papel de custodios y vigilantes del secuestrado, impidiendo su salida de la vivienda hasta el momento en que debía recibirse la cantidad reclamada por el primero de ellos». La sentencia recoge como probado que la víctima, que había concertado un contrato de trabajo de albañil para uno de los acusados, fue raptada a las cuatro y media de la tarde en el aeropuerto y que de allí fue llevada a un tercer piso del número 32-34 de la calle Ignacio Wallis. En el inmueble se le exigió que abonara los 3.000 euros que supuestamente debía tras haberse quedado en depósito unas herramientas que fueron utilizadas hace dos o tres años en la obra de un restaurante en Madrid y en la que trabajaron la víctima y uno de los imputados. Los tres acusados fueron detenidos por la policía después de que el hombre que fue secuestrado lograra escaparse del dormitorio en el que se hallaba confinado tras anudar unas sábanas y dejarse caer sobre un toldo.

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