El sospechoso, un hombre de 38 años con alcoholismo crónico que el jueves fue condenado por el juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa a no entrar en lugares donde se suministraran bebidas durante dos años y someterse a un tratamiento de deshabituación, no cumplió con dicha pena ni 30 horas. Esta sentencia, alcanzada en un juicio rápido, se impuso de acuerdo con la nueva normativa que regula la violencia doméstica y fue una de las primeras de este tipo que se imponen en Eivissa.Anoche ingresó en la cárcel en espera de un nuevo juicio después de que en la tarde del viernes, supuestamente, protagonizara un grave altercado en un bar de ses Païsses.
El fiscal pide ahora cuatro años de cárcel para este hombre, que la semana pasada fue juzgado por maltratar a su madre. El ministerio público requiere para él una condena de dos años de prisión por allanamiento de establecimiento abierto al público y otros dos por atentado. Todo ello después de que supuestamente también agrediera a un guardia civil. A dichas acusaciones además, se suman las de quebrantamiento de condena y una falta de lesiones, esta última por las heridas sufridas por un cliente.
El último incidente que se le imputa a esta persona, un individuo que tiene numerosos antecedentes por delitos contra la seguridad del tráfico, lesiones, atentado, quebrantamiento y falsificación de documentos, ocurrió la tarde del pasado viernes. La Guardia Civil tuvo que intervenir después de que presuntamente atacara a un cliente del bar donde se hallaba. El acusado arrastró a sus víctima varios metros por el interior de la barra del establecimiento al tiempo que le decía que le iba a cortar el cuello.
Los agentes del instituto armado se vieron, a su vez, sorprendidos por la violencia del sospechoso. Éste no se avino a razones y ,por el contrario, supuestamente se abalanzó contra uno de los guardias y le rompió las gafas de sol. Una vez en el puesto de Sant Antoni, el sospechoso le dijo a este agente lo siguiente: «Tengo que acabar contigo calvo de mierda», diciéndole asimismo que, pese a todo, no iba a ir a la cárcel, según consta en el atestado policial.
El acusado, que será juzgado la semana que viene en un juicio rápido al no reconocerse ayer autor de los hechos que se le imputaban, aceptó el jueves, como ya informó este periódico, no sólo no entrar en bares durante dos años y someterse a un tratamiento sino también realizar trabajos para la comunidad durante 50 días. Asimismo se comprometió a pagar 90 euros de indemnización a su madre.