El ex agente del instituto armado, un hombre que aseguró haber sido víctima de «mobbing» durante su paso por la Guardia Civil, se enfrenta a tres años de cárcel y a indeminzaciones que rondan los 40.000 euros, pena que pide para el el abogado de su ex pareja después de que ésta le responsabilizara de las graves lesiones cervicales que padece. Su juicio es el resultado de una supuesta disputa ocurrida en noviembre de 2005 en un domicilio de Cala de Bou, fruto de las malas relaciones de la pareja, cuando su mujer fue a recoger a su hija, entonces de dos años y medio.
El acusado, al respecto no sólo declaró su absoluta inocencia, al afirmar que la mujer, en todo caso, se hirió al caerse en el jardín de su casa, que estaba en obras, sino que señaló que ir a juicio se había convertido en una «rutina para él».
«Por todo me denuncia, incluso por unos zapatos que le puse a la niña. Siempre he salido absuelto», indicó en el juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa.
El proceso contra dicha persona se inició después de que de que la afectada denunciara ante la policía que su ex compañero la había apaleado y pateado después de haberle pillado la mano con una puerta y haberla arrastrado de los pelos por el suelo.
Pese a todo, según su testimonio, logró reunir las fuerzas necesarias para refugiarse en casa de una vecina. En los reconocimientos médicos forenses que se realizaron a la denunciante, sin embargo, no se pareciaron lesiones destacadas y, de igual modo, dejaron claro que los problemas cervicales de la mujer no tenían como origen una supuesta agresión sino que era fruto de una dolencia degenerativa. Así lo confirmaron también varios especialistas que declararon ayer.