La Guardia Civil puso ayer a disposición judicial, acusado de tráfico de personas, a uno de los nueve argelinos que llegaron anteayer a Eivissa en una pequeña patera de tres metros sin motor. Acabó en prisión. El día en que se celebre el juicio podría ser condenado a una pena de entre cuatro y ocho años por un presunto delito de tráfico ilegal e inmigración clandestina de personas, tipificado en el artículo 318 del Código Penal. Los otros ocho están hospitalizados en Can Misses, alguno de ellos en estado más grave de lo que en principio informó anteayer el Ib Salut, aunque no se teme por su vida. Uno de los ingresados también está acusado por la Guardia Civil, ya que portaba un GPS. Una vez que reciba el alta médica, correrá la misma suerte que su compañero.
El detenido que ayer fue a prisión, que se identificó como Yanise S., argelino de 35 años, ha sido acusado por la Guardia Civil porque, según el atestado, cuando los agentes preguntaron quién pilotaba la zódiac, éste levantó la mano, aunque ayer lo negó ante el juez de guardia.
Yanise S. relató que es pescador, que por ese motivo pilotó en algún momento la zódiac, aunque también lo hicieron otros. Aseguró que los nueve pusieron dinero a partes iguales para comprar la barca. También dijo al juez de guardia que el destino de la patera era la costa de Almería y no la de Alicante, como se informó en un principio. Explicó que zarparon de Argel en la misma zódiac en que arribaron a Punta Prima de ses Salines, que, según su versión, llevaba un pequeño motor fuera de borda que se averió en pleno viaje, por lo que decidieron arrojarlo al mar para aligerar. Negó en todo momento que un barco nodriza les hubiera acercado hasta la isla. Por lo tanto, según estas explicaciones, realizaron todo el trayecto, unos 250 kilómetros, en la misma barca, una hazaña que a los expertos les cuesta creer pero que no es imposible. En consecuencia, habrían pasado en el mar unos cinco días, lo que explicaría la deshidratación que padecían al llegar a Eivissa.
Por tanto, dos de los nueve serán acusados de tráfico ilegal e inmigración clandestina de personas, mientras que a los otros siete se les considera, por tanto, compradores del servicio que supuestamente ofertan los dos acusados.
Tal vez un menor
Entre los nueve indocumentados hay uno del que se sospecha que podría ser menor de edad, informaron ayer fuentes judiciales. No obstante, las pruebas que se le han practicado no han logrado demostrar exactamente su edad, aunque sí se ha establecido que rondaría los 18 años. Ante esta situación, se ha decidió darle tratamiento de menor.