EFE - BARCELONA
Los Mossos d'Esquadra han interceptado tres maletines con moneda y bonos falsificados por valor de 16,5 billones de dólares y han advertido que puede haber decenas de empresarios en toda España víctimas de una estafa de grandes proporciones. En una sofisticada versión del timo del tocomocho, los estafadores, que aún están siendo buscados, ofrecían a acaudalados empresarios, a cambio de importantes sumas de dinero, una serie de bonos supuestamente emitida por la Reserva Federal de Estados Unidos en 1934 y recuperada en los alrededores de Japón tras la II Guerra Mundial.
El jefe del área central de crimen organizado de los Mossos, el inspector Jordi Oller, ha explicado que las víctimas de la estafa pagaban entre 30.000 y 40.000 euros, pensando que a la larga obtendrían un beneficio mucho mayor.
En Eivissa
Por el momento ya se han localizado dos víctimas de esta estafa, un vecino de Terrassa (Barcelona) de 60 años, y un empresario de Marbella, de 57 años, que actuaban en nombre de un empresario inglés radicado en Eivissa que había adquirido los maletines a los estafadores a través de unos intermediarios originarios de Manila.
Según Oller, los Mossos, que cuentan con la colaboración de los Servicios Secretos de Estados Unidos, sospechan que en España puede haber varios empresarios víctimas de esta estafa que guardan maletines parecidos con «bonos de fantasía» en su casa, convencidos de que tienen un elevado valor económico, por lo que les han pedido que lo pongan en conocimiento de la policía.
El inspector relató que los estafadores se pusieron en contacto con sus víctimas, en la mayoría de los casos empresarios de gran liquidez económica, con una puesta en escena muy detallada y estudiada, para dar verosimilitud a su engaño.
Los estafadores les aseguraban que disponían de valiosos documentos y valores de la Reserva Federal de Estados Unidos del año 1934 que fueron localizados tras la II Guerra Mundial en unas cajas que fueron enviadas a la zona de Japón y que ahora tenían problemas porque la Reserva Federal no los quería canjear.
Por este motivo, pedían una cantidad de dinero de entre 30.000 y 40.000 euros para poder contratar a un bufete de abogados para pleitear en Estados Unidos contra la Reserva Federal para que admitiera los bonos, bajo la promesa de que el caso estaba ganado y que, una vez que los bonos fueran canjeados, les bonificarían generosamente.