«A mí me parecía que pesaba lo normal. Me pidió que le llevara unas cosas porque ella también iba a venir a Eivissa. Incluso utilicé el DVD donde estaba escondida la pistola y funcionó. Nunca imaginé que llevara droga».
Así se expresó ayer la joven rumana que fue detenida por la policía el 19 de mayo después de que fuera sometida a un control rutinario tras desembarcar en el puerto de Eivissa y encontrársele entre sus efectos 2.957 cartoncillos de lo que se creía LSD, 5.000 éxtasis que resultaron ser pastillas compuestas por cafeína y paracetamol, y una pistola detonadora, con 29 cartuchos, manipulada para disparar.
La acusada fue excarcelada ayer par ser juzgada por la Audiencia Provincial, tribunal que debe decidir sobre un caso en el que el fiscal pide cinco años de prisión, cuatro por tráfico de drogas y uno por tenencia ilícita de armas.
Alina G.E., de 33 años, justificó su nerviosismo al llegar a Eivissa en que desde hacía dos meses no veía a su hija e iba reunirse con ella en la Isla.
Según su testimonio estuvo dos días con los zapatos de plataforma y los altavoces donde se encontró oculta la droga, así como con el DVD que guardaba la pistola después de que se lo entregara una chica con la que había coincidido en un prostíbulo de Granada «No me importó llevárselo. Me dijo que luego me llamaría su hermana y su novio. Ni siquiera acepté dinero. Fue un favor», apuntó.
La defensa de la acusada calificó de «ingenua» su acción y pidió que se tuviera en cuenta que los cartoncillos intervenidos contenían 48,12 gramos de anfetamina muy repartidos. «Para que una persona notara sus efectos tenía que ingerir 2.000 de éstos», señaló el letrado.