La madre del menor apodado «El Cuco», condenado por encubrir el crimen de Marta del Castillo, ha asegurado hoy que le vio dormido en su casa a las horas en que supuestamente se produjo el traslado del cadáver y un vecino de la víctima ha insistido en que la vio con vida en el portal de su vivienda.
La madre de «El Cuco», Rosalía G.M., ha comparecido hoy ante el tribunal que enjuicia la muerte de Marta en una silla de ruedas y con la pierna derecha escayolada tras el esguince que sufrió el domingo y que le impidió declarar el lunes, en su primera citación.
Ha asegurado que en la noche del 24 al 25 de enero de 2009 regresó a su casa entre la 01.30 y 02.00 horas y, como era su costumbre, entró en la habitación de su hijo, le dio un beso y luego se acostó.
Las llaves de su coche Wolkswagen Polo, presuntamente usado en el traslado del cuerpo de Marta entre la 01.00 y las 02.00 de la madrugada, se quedaron dentro de su bolso en la entrada de casa, y Rosalía ha dado respuestas contradictorias al ser preguntada si podrían haberlas cogido sin que ella se diera cuenta.
A la mañana siguiente las llaves estaban en su sitio y ella se las llevó junto con sus pertenencias cuando se fue a trabajar, ha precisado.
Sobre la primera confesión de su hijo de haber participado en el traslado del cuerpo de Marta, ha asegurado que «El Cuco» le ha dicho que era la propia policía «quien le decía las cosas» que debía declarar y ha reconocido que en una de las llamadas que le interceptaron advertía a su hijo de que tuviese cuidado «porque los teléfonos están pinchados».
También ha declarado que partió de ella la iniciativa de que su hijo y Samuel Benítez -acusado de participar en el traslado del cuerpo de Marta- limpiasen su coche unas semanas después del crimen, pero ha asegurado que solo fue un aspirado y no una limpieza con agua y jabón.
Rosalía ha manifestado que ha sido amenazada por teléfono por una voz masculina «para no hablar sobre estos hechos».
La jornada de hoy en la Audiencia de Sevilla ha escuchado además a José C.C., quien ha manifestado no tener «ninguna duda» de haber visto a Marta en el portal de su casa entre las 21.10 y 21.20 horas del día de su desaparición, pese a que el asesino confeso, Miguel Carcaño, situó su muerte 45 minutos antes.
Según el testigo, a esa hora salía de visitar a sus suegros, que viven en el mismo portal que Marta, la joven les sujetó la puerta con la pierna e intercambiaron un saludo de buenas noches.
Al igual que hizo ayer su esposa Concepción J.R., este testigo ha dicho que conocía a Marta desde cinco años antes, la veía con frecuencia y cuando al día siguiente de su desaparición empezó a ver su rostro en los carteles repartidos por la familia tuvo la «seguridad de que era la misma persona que estaba en la puerta».
Este testimonio contrasta con el de otras dos vecinas que ayer martes reconocieron que pudieron equivocarse en sus primeras declaraciones de haberse cruzado con Marta en el portal, lo que impidió centrar las primeras pesquisas en el asesino confeso, quien dijo haberla dejado en la esquina de su casa a las 21.00 horas.
La misma confusión ha arrojado una mujer que en un principio aseguró haber visto a Marta junto al hotel Plaza de Armas a las 06.30 de la madrugada del 26 de enero llorando desconsoladamente y hoy ha matizado que ahora «no tiene certeza al cien por cien, sino solo al 50 por ciento».