La juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, dejó ayer visto para sentencia el caso de dos chicas que se acusan mutuamente de agredirse en la pista de baile de la discoteca Pachá. Tras escuchar la declaración de las dos jóvenes y las de los testigos, la fiscal decidió retirar la acusación contra de una de ellas, pero mantuvo la petición de un año de cárcel para la otra por la presunta comisión de un delito de lesiones, ya que, de una manera u otra, causó una herida en el brazo a su contraparte con un vaso por la que precisó dos puntos de sutura.
Esta joven explicó ayer en el juicio que sobre las tres de la madrugada del 4 de marzo, cuando ella se encontraba bailando en la pista de la discoteca junto con unas amigas. La presunta agresora, que según ambos testimonios se encontraba en estado de ebriedad, pisó a una de ellas y le exigieron que pidiera disculpas. A partir de aquí difieren los testimonios. La joven que resultó herida dice que la otra le lanzó el vaso a la cara y que tuvo que poner el brazo para que no le diera en la cara, mientras que la segunda asegura que tan solo dejó caer el vaso al suelo.
Al acabar el juicio y cuando la juez les dio la última palabra, la supuesta agresora insistió entre lágrimas en que no lanzó la copa. «Tenía seis manos encima que me golpeaban, me dieron por todas partes».
Dos amigos de esta joven corroboraron su versión y el agente del Cuerpo Nacional de Policía que la detuvo cuando la expulsaron de la discoteca dijo que tenía arañazos y el vestido roto.
«Hicieron falta cuatro porteros para sacarla de la discoteca»
La joven que sufrió el corte en el brazo declaró que su contraparte, después de pisar a una de ellas, las insultó gravemente. «Nos llamó hijas de puta, zorras y pijas», manifestó. Una amiga de la primera señaló que para expulsar de la discoteca a la joven que presuntamente lanzó el vaso «hicieron falta cuatro porteros».