Los agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Guardia Civil de Eivissa en colaboración con la Policía Judicial de Barajas han desenmascarado a un grupo de narcotraficantes que utilizaban residentes en Eivissa para transportar cocaína camuflada en frascos de perfume desde Ecuador. Lo novedoso de este caso es que las ‘mulas' no sabían lo que llevaban, de forma que la red de narcotraficantes se ahorraba el coste del transporte. Los destinos finales de la droga eran Eivissa y Milán.
La Guardia Civil detuvo en Eivissa por este caso al ciudadano español J.A.P.B., de 60 años de edad, como presunto autor de un delito de tráfico drogas.
El pasado 30 de enero la Policía Judicial interceptó en el aeropuerto de Barajas, procedente de Ecuador, a un ciudadano ecuatoriano de 25 años residente en Eivissa que llevaba en el interior de una maleta facturada un frasco de perfume que contenía en su interior 260 gramos de cocaína de gran pureza, por lo que se procedió a su detención.
Posteriormente, la hermana de este joven acudió a las dependencias de la Guardia Civil de Eivissa para denunciar que su hermano había sido engañado para introducir dicha sustancia y que, después de su detención, había recibido llamadas telefónicas de una persona que se hizo llamar Marcelo que preguntaba por el paradero de su hermano y el paquete que éste debía entregar.
Tiempo después, el 4 de febrero, llegó a las mismas dependencias de la Guardia Civil de Eivissa una ecuatoriana residente en la Isla que denunció que dos días antes había sido detenida tras aterrizar en Barajas en un vuelo procedente de Ecuador, con escala en Colombia, como presunta autora de un delito de tráfico de drogas, ya que llevaba en su equipaje un frasco de perfume con 275 gramos de cocaína de gran pureza. La mujer quedó en libertad provisional tras prestar declaración en los Juzgados de Plaza de Castilla de Madrid.
Ante la evidente similitud de las denuncias, los agentes del EDOA de Eivissa averiguaron que las ‘mulas' eran captadas en Ecuador días antes de que fueran a regresar a Eivissa, su lugar habitual de residencia, por un individuo desconocido por ellos hasta el momento. Esta persona les pedía que llevaran a la Isla un regalo para un familiar. Se trataba de un paquete en cuyo interior había, entre otros efectos, el frasco de colonia con la cocaína dentro.
Un tercer envío
Durante el desarrollo de la operación los agentes descubrieron la existencia de un tercer envío realizado mediante el mismo sistema. En esta ocasión se detuvo a otros dos ciudadanos ecuatorianos a su llegada a Barajas en un vuelo de Ecuador con escala en Colombia, ya que llevaban en su equipaje un frasco de perfume con 270 gramos de cocaína de gran pureza.
A partir de ese momento los investigadores se centraron en la identificación del destinatario final de la droga, ya que quedó demostrado que las personas empleadas como ‘mulas' desconocían que transportaban droga y que simplemente eran elegidas por ser residentes en Eivissa.
El 10 de febrero se detuvo al tal Marcelo, que resultó ser J.A.P.B., cuando se disponía a recoger la droga de un nuevo frasco de perfume en el domicilio de una de las mulas en Eivissa. El individuo ya había sido detenido en otra ocasión por el mismo delito mediante el mismo ‘modus operandi', informaron ayer desde la Comandancia de la Guardia Civil de Balears.
A cambio de una caja de un kilo de gambas
Los investigadores descubrieron que la persona que en Ecuador se dirigía a los residentes en la Isla que estaban a punto de regresar a ella y les pedía el favor de traer un paquete con diversos objetos, entre estos los frascos de colonia con la droga dentro, les regalaba a cambio del favor una caja de un kilogramo de gambas. Los investigadores también descubrieron que los narcotraficantes se ganaban la confianza de estas personas mostrándoles sin tapujos todo lo que había en el paquete que debían llevar a Eivissa. Para ello incluso apretaban el pulverizador del bote de perfume, del que, efectivamente, salía perfume. La cocaína llegaba a España hábilmente camuflada dentro de los frascos. De esta forma, los narcotraficantes se ahorraban el coste de pagar a las mulas, lo que aumentaba su beneficio. La droga, además, era de una gran pureza, por lo que podría ser susceptible de adulteración.