La juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, ha condenado a dos de los tres acusados por el asalto a la casa de Eivissa en la que vive la actriz Silke y su familia, en el municipio de Sant Joan, mientras que tercero queda absuelto porque no tuvo participación en los hechos juzgados, según se recoge en la sentencia. Los brasileños J.R.O.S.F. y F.M. fueron condenados a penas de cárcel de dos años y medio y tres años y medio, respectivamente, como responsables de un delito de lesiones cometido sobre la pareja de la actriz.
Según se explica en la sentencia, los dos condenados, «de común acuerdo, acudieron al domicilio (...) con la intención de darle un susto [a la víctima] en el sentido más amplio de la expresión, comprensiva pues de cualquier ataque contra su integridad física». La idea de agredir a esta persona «surgió de F.M.», consigna la sentencia en el capítulo de hechos probados, «que tenía cuentas pendientes con la víctima, y J.R.O.S.F. estuvo de acuerdo en participar en la acción». El primero proporcionó al segundo una pistola de aire comprimido de cuerpo metálico y cachas de plástico y con una longitud de 16 centímetros. También llevaron un cuchillo, y de esta forma se dirigieron a la casa sobre las diez de la noche del 14 de diciembre de 2011.
«¡Has perdido!»
J.R.O.S.F. se colocó un pasamontañas y unos guantes y, desde fuera, llamó por su nombre al marido de la actriz, que abrió la puerta pensando que se trataba de algún conocido. El asaltante entró violentamente, ordenó al morador que se tumbara en el suelo y comenzó a golpearlo con la pistola en la cabeza mientras decía: «¡Has perdido!». La víctima, que, al parecer, se dio cuenta de que era una pistola de aire comprimido, consiguió parar alguno de los golpes y que su agresor perdiera la pistola. Al quedarse sin este arma, esgrimió el cuchillo e hirió en el estómago al morador de la vivienda, que, a pesar de todo, consiguió agarrar una botella de vino y estampársela en la cabeza a su atacante.
Mientras tanto, fuera de la casa estaba F.M., que no pudo entrar porque la víctima cerró la puerta de golpe. Desde el exterior gritaba: «¡Mátalo, mátalo!». F.M. puso el coche en disposición de emprender la huida una vez que su compañero, que sangraba abundantemente por la cabeza, salió por la puerta. Con las prisas, J.R.O.S.F. perdió el pasamontañas, por lo que pudo ser reconocido por el morador de la casa.
Ambos sospechosos fueron detenidos por los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil en el hospital de Can Misses, donde el atacante acudió para que le curaran la herida que tenía en la cabeza a consecuencia del golpe que recibió con la botella de vino.