Las zonas turísticas como Eivissa son pasto fresco para los cacos. El principal peligro son los hurtos, es decir, los robos al descuido, pero también los robos con violencia, o sea, los atracos. Este año, a causa de la creciente precariedad económica que se está instalando en el país, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad temen un repunte de todos los delitos contra la propiedad, tanto robos como hurtos. De hecho, tan solo en el primer trimestre del año los robos con fuerza han aumentado un 60% respecto al mismo periodo del año anterior.
La vigilancia en las playas siempre ha sido uno de los principales caballos de batalla de las policías locales de la Isla, que cada año se ven impotentes ante la avalancha de profesionales del descuido que cada verano se instalan en la Isla. La gran cantidad de playas y calas con las que cuentan las Pitiüses, más de 60, es una dificultad añadida. En veranos anteriores la policía ha detectado grupos organizados que se dedican al hurto de forma sistemática. Algunos de estos grupos están integrados por personas extranjeras que después de semanas o incluso meses robando se deciden, cuando se acerca el final del verano, a partir hacia sus países cargados con todo el material sustraído. En algún caso, incluso, envían todos los objetos robados mediante correo postal.
Los consejos
Con el fin de evitar este tipo de robos, la policía realiza una serie de recomendaciones que pretenden garantizar al máximo la seguridad. En los hoteles o apartamentos se recomienda no dejar a la vista dinero u objetos de valor. Por este motivo es recomendable usar las cajas de seguridad de los alojamientos. En las zonas comunes, es muy importante vigilar el equipaje y el resto de objetos personales.
En la calle resulta imprescindible no perder de vista las pertenencias; tener especial cuidado en las aglomeraciones; en la playa o a la piscina es mejor llevar solo lo estrictamente necesario; vigilar especialmente los objetos más ‘golosos', como cámaras de vídeo o fotográficas; evitar los juegos de azar en la calle, ya que siempre son un fraude; desconfiar de las ayudas sospechosas, como los avisos de manchas en ropa, averías en los vehículos, etcétera; eludir los negocios fáciles, ya que es más que probable que sean un timo; y, para acabar, resulta imprescindible no dejar nada a la vista en el interior de los vehículos.