En su escrito de acusación el ministerio público apunta que A.G.G. conducía «con el más absoluto desdén hacia la integridad física de cuantos peatones pudieran caminar por la vía destinada a la circulación», es decir, la zona de clubes de la avenida Doctor Fleming de Sant Antoni, cuando atropelló a la turista británica Francesca Foulkes, de 24 años de edad, que resultó muerta.
Eran las tres y veinte de la madrugada del 25 de julio de 2010 y A.G.G. huyó del lugar, pero alguien anotó la matrícula, de forma que la Policía Local de Sant Antoni acudió a buscarlo a casa y le soemtió a la prueba del alcohol y al drogotest. Dio positivo en ambas categorías. El fiscal lo acusa por un delito de conducción bajo los efectos del alcohol y drogas tóxicas en concurso con un delito de homicidio imprudente, por lo que reclama cuatro años de cárcel y cinco sin carné. Alternativamente, lo acusa también por lo anterior sumado a un delito de conducción con manifiesto desprecio hacia la vida de los demás, por lo que reclama cinco años de cárcel, diez sin carné y una multa de 18.000 euros. En el relato de los hechos el fiscal señala que el acusado «sabedor por ser residente en Sant Antoni de que se trataba de una zona con locales de ocio a ambos lados de la vía y frecuentada por jóvenes que continuamente invadían la misma, de que se aproximaba a una parada de autobús estacional y a un paso de peatones que le obligaban a aminorar la velocidad de su turismo para adecuarla a dichas circunstancias, lejos de hacerlo y con el más absoluto desdén hacia la integridad física de cuantos peatones pudieran caminar (...) continuó conduciendo su turismo sin variar la velocidad anormalmente inadecuada e incrementando el riesgo». En ese momento cruzaba Francesca Foulkes.