La Audiencia Provincial de Palma ha absuelto a dos agentes de la Guardia Civil acusados de haber golpeado a un detenido en los calabozos del cuartel del Instituto Armado de Sant Antoni. Sobre ambos pesaban un delito de torturas y otro de lesiones, por los que la Fiscalía reclamaba cinco años y medio de cárcel para cada uno.
El tribunal de la Sección Segunda considera que existen dudas "más que probables" de la presencia, en el lugar de los hechos, de los agentes cuando se produjeron las lesiones, así como el modo en que se produjo la agresión. La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
La sentencia sí considera probado cómo en la madrugada del 12 de octubre de 2009, en la calle Soledad del municipio ibicenco, tuvieron lugar serios altercados que llevaron a dos patrullas a personarse en la zona, lo que se saldó con el forcejeo entre varios de los agentes y el detenido, que comenzó a oponer tal resistencia que tuvo que ser reducido y engrilletado.
El arresto coincidió con la celebración esa noche de una fiesta con motivo del día de la patrona de la Guardia Civil. El detenido, según la resolución judicial, continuó resistiéndose una vez introducido en el cuartel. Una vez dentro, al no haberle sido intervenido el teléfono móvil, el detenido aprovechó para hacer uso de éste para llamar a su mujer.
Este hecho motivó, relata el tribunal, que varios agentes acudiesen al calabozo en el que el arrestado se encontraba, le sacasen del mismo y le llevasen al baño, donde le instaron a quitarse toda la ropa para agredirle. Los golpes que le propinaron le causaron hematomas, contusiones y erosiones en varias partes del cuerpo.
La Sala apunta, no obstante, a la insuficiencia de la prueba incriminatoria contra los agentes que fueron acusados y a las contradicciones en las versiones vertidas durante el juicio.