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El director de la cárcel de Eivissa achaca a una «venganza personal» las acusaciones contra él

Manuel Vega y Francisco López se enfrentan a una petición de 7 años de inhabilitación por prevaricación. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

«Este juicio responde a un móvil claro: una venganza personal. Desde 2009 vengo sufriendo esta persecución por parte de una serie de trabajadores». Así de contundente se expresó ayer el director de la prisión de Eivissa en su turno de última palabra. Manuel Vega fue incluso más allá y aseguró que las declaraciones de algunos testigos «pone al descubierto la trama urdida por el denunciante».

Ayer se celebró la segunda jornada del juicio contra Manuel Vega y el exsubdirector, Francisco López, acusados de un delito de prevaricación por ordenar eliminar un expediente disciplinario contra un interno al que se le había abierto un pliego de cargos «por haber agredido a otro preso».

La titular del juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, dejó el caso visto para sentencia tras la declaración de los tres últimos testigos y el turno de última palabra de los dos acusados.

El Ministerio Fiscal mantuvo su petición de 7 años de inhabilitación por un delito de prevaricación porque, según dijo, «ha quedado constatado que se incoó un expediente y se anuló irregularmente». La acusación popular eleva la solicitud de pena hasta los 10 años. La defensa ejercida por la Abogacía del Estado solicita la libre absolución ya que, según argumentó, «los antecedentes demuestran que no hubo arbitrariedad ni injusticia» . Los hechos juzgados se remontan al 9 de junio de 2009 cuando un funcionario realizó un parte de una agresión de un interno, Ali Mansour, a otro. Un agresión que según varios testigos era imposible de ver desde la oficina de vigilancia del funcionario. Ayer el funcionario que informó de los hechos señaló que vio al interno ya en el suelo.

La defensa subrayó que la administración de Justicia tiene la finalidad de «reeducar» y que Manuel Vega «cumplió a rajatabla el reglamento penitenciario. El expediente no tenía las dos firmas preceptivas».

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