En un periodo de cinco meses el retablo mayor de la Iglesia Ntra. Sra. de Jesús, que data de finales del siglo XV y cuya autoría se atribuye a Rodrigo de Osona, volverá a decorar y a llenar de luminosidad y belleza el ábside de la iglesia de Jesús. Lo hará una vez se haya restaurado y el templo haya mejorado sus condiciones lumínicas y de humedad, consiguiendo un ambiente estable y bien acondicionado, que evitará nuevos problemas de humedades.
La solución, que ha tardado en llegar, permitirá recuperar esta joya del patrimonio ibicenco, de gran riqueza cromática, magnificencia y monumentalidad, antes de que sea demasiado tarde. Tres restauradoras, con Ana Ordóñez, como responsable de los trabajos, ha empezó a tomar contacto con las piezas del retablo la semana pasada. Después del desmontaje y traslado de las tablas al Centro Cultural de Jesús, donde trabajarán hasta el mes de abril, el equipo realiza en estos momentos un examen organoléptico y un mapa de daños. Según explicó Ana Ordóñez, «iremos viendo pieza por pieza las diferentes alteraciones y dejando constancia documental y fotográfica, y valoraremos los criterios a tomar».
La restauración, a cargo de la empresa Mitra Restaura SL, consistirá en una limpieza superficial y un asentamiento del color para, igualar y equilibrar las zonas. Además, toda la película pictórica que haya perdido la adhesión, se fijará nuevamente con colas. Con el objetivo de hacer una «restauración preventiva, en la que prima la conservación futura», aseguró otra de las restauradoras, Nieves Peinado, «se utilizan materiales con una eficacia probada en el tiempo. Debemos pensar en el envejecimiento de todos los productos a utilizar, por eso utilizaremos colas de proteínas animales, las mismos que los artistas que hicieron el retablo».
Otro de los aspectos de la restauración consiste en la consolidación de la madera «afectada por los xilófagos. Es un daño muy antiguo, y habrá que reforzarla para que tenga más consistencia». Y es que uno de los mayores problemas del retablo se debe a la contaminación fúngica, que «se encuentra sobretodo en el guardapolvo y en las tablas laterales, en concreto en los planos inclinados, que recibían la condensación».
Las tablas también se someterán a rayos X, aunque «todavía se desconoce si se deberán trasladar al hospital o se podrán hacer in situ, para poder ver el estado de los clavos y así decidir si se dejan o se quitan, dependiendo de si altera mucho o no la obra. La decisión se tomará según los criterios acordados y siempre bajo el seguimiento del Instituto Español de Patrimonio».
Las restauradoras aseguraron gozar de un maravilloso «privilegio». El hecho de ver desmontado el retablo, «ofrece una oportunidad de ver de cerca la calidad del detalle y las veladuras, la pincelada, es una ocasión única».
De esta manera, las piezas se pueden documentar mejor y fotografiar con mejor luz. Aprovechando la situación, «un historiador profundizará en la historia material del retablo, ya que no hay mucha información» .
Intervención en el templo
Paralelamente a los trabajos de restauración del retablo, también se trabajará en la iglesia para conseguir unas condiciones óptimas de conservación. Así, se hará un «drenaje por la parte exterior y en el interior se substituirá el revoco de cemento y la pintura plástica, por morteros de cal para que el edifico transpire. Además un sistema de aireación permitirá un cambio en las condiciones de la iglesia para el buen mantenimiento de las tablas. Según las restauradoras, se trata de una «situación ideal. Trabajamos sabiendo que la obra volverá a un espacio adecuado, y por lo tanto será a largo plazo».