Inspirada en los años 50 es, tal vez, una de las prendas más chic, sofisticadas y elegantes que podemos encontrar hoy en el mercado. Sus favorecedores pliegues son un símbolo de feminidad y estatus, elementos que la convierten en una de nuestras favoritas.
Se trata de una prenda a la que le ha costado lo suyo hacerse con un hueco en nuestros armarios ya que estábamos acostumbradas a que los tamaños midi y maxi fueran las principales alternativas. Finalmente, con el tamaño midi hemos descubierto uno de nuestros mejores aliados.
Se hicieron virales en 2016 en gran parte gracias a Alessandro Michele para Gucci y desde entonces, poco a poco, se han ido convirtiendo en algo tan habitual en nuestros looks que ya casi es un fondo de armario más.
Porque tienen un largo perfectamente asequible a cualquier tipo de figura, porque son la mar de cómodas y porque ofrecen mil y una posibilidades a la hora de combinarlas, la falda plisada de largo midi ha logrado convertirse en un básico con todas las letras.
Es una prenda que todas deberíamos tener dados sus múltiples beneficios; funciona tanto para un evento importante como para un look fresco y cómodo con el que enfrentarte a un caluroso día en la oficina, para salir a cenar, etc.
La medida ideal para que estilice la silueta debe quedar entre la rodilla y el tobillo, justo a mitad del camino y una cosa hay que tener bien clara: los zapatos juegan un papel muy importante. Los zapatos que escojas marcarán el camino. El abanico de posibilidades va desde los kitten heels hasta las zapatillas deportivas pasando por las ugly dad shoes o unas bonitas sandalias de tacón. Si eres bajita, no te quedará otra opción que recurrir a unos buenos zapatos de tacón o unas cuñas.
Juega con las diferentes combinaciones posibles; con una blusa, camiseta o top básicos, con un body… las opciones son infinitas, pero intenta equilibrar el outfit metiendo blusas, camisas o camisetas por dentro.
¡Atrás quedaron esos días en los que la mini falda era la única opción posible!