El 30 de noviembre de 2013 Paul Walker fallecía en un brutal accidente de tráfico. El Porsche Carrera GT en el que viajaba tras participar en un acto benéfico de su fundación, y que conducía su amigo Roger Rodas, se estrellaba contra un poste, provocando la muerte de sus dos ocupantes. La hija del actor, Meadow Walker, demandó a la marca de coches como causante de la muerte de su padre.
Ahora, a poco más de un mes de cumplirse el cuarto aniversario de la muerte del protagonista de la saga Fast and Furious, Meadow Walker ha llegado a un acuerdo con Porche y ha retirado su demanda. Según informa el diario The Blast, el pacto entre la marca y la hija de Walker se rubricó el pasado 16 de octubre y los términos del mismo son confidenciales. Meadow ya cobró más de 10 millones en 2016 procedentes de la herencia de Roger Rhodas, conductor del automóvil.
En 2015 Meadow Walker interpuso una demanda por «homicidio culposo» contra el fabricante alemán al considerar que Porche fue la causante de la muerte de su padre ya que, después de chocar contra un poste a una velocidad de hasta 150 kilómetros por hora, el vehículo explotó.
En su demanda alega que su padre podría haber sobrevivido a si su Porsche Carrera GT no se hubiera incendiado ya que el fuego se produjo «por un defecto de fabricación» y su padre no pudo escapar de los restos del vehículo al quedar atrapado por el cinturón de seguridad.
Los abogados de Walker acusaron a Porsche de saber que ese modelo de Carrera GT tenía un largo historial de «problemas de inestabilidad y control».