La Universitat de les Illes Balears (UIB) recibe cada año 50.000 euros por sus cuatro patentes en la empresa Lipopharma, que estos días es objeto de polémica por la implicación de los catedráticos Xavier Busquets y Pablo Escribá en una supuesta estafa en la comercialización del fármaco Minerval, que desarrolla la citada empresa.
Las cuatro patentes de la UIB en Lipopharma son las siguientes: Minerval (ácido 2-hidroxioleico, desde el año 2001), alfa derivados de ácidos grasos cis-monoinsaturados para ser usados como medicamento (2008), isómeros ópticos (2011) y proceso de síntesis hidroxi-triacilgliceroles y usos de los mismos para la prevención y el tratamiento de enfermedades. Por estas cuatro patentes licenciadas en Lipopharma, la UIB factura a través de la Fundació Universitat Empresa.
El vicerrector de Innovació i Transferència, Jordi Llabrés, ha explicado que «la UIB puede contar con empresas spin off, en las que participa en su capital social, normalmente con poca presencia. Ello permite estar presente en los consejos de administración. En estos casos, y por ley, los investigadores pueden tener más de un 10 % del capital social. No es el caso de Lipopharma. Si la empresa no está participada por la UIB, los profesores e investigadores de nuestra universidad sólo pueden participar hasta en 10 %. En su momento, la UIB decidió no participar en Lipopharma».
Mire usted: las patentes que cobra la UIB son por un invento, un profármaco, y ello es completamente legal. Según tengo entendido por lo que se escribe en la prensa se está condenando públicamente a dos profesores de la UIB sin que se haya demostrado absolutamente nada, nada de nada. También me he leído que este profármaco no es un aceite como se ha dicho sino que ha actuado en algunos pacientes con un cáncer específico y se han escrito varios artículos en revistas de impacto estadounidenses que han dado por buenas las investigaciones. Desde luego la venta de un profármaco es delictiva, el problema es que ello, la venta, no se ha demostrado aún. Todo esto parece una caza de brujas, que me parecería mejor si hubiera un veredicto de un juez.