Toda la isla de Ibiza entró ayer lunes en la fase 3 del plan de desescalada preparado por el Gobierno central para frenar el avance del coronavirus. Entre las muchas cosas que se permiten con este avance está una que muchos ibicencos esperaban con ganas, el poderse tomar el café, el té, el refresco o la caña sentado en la barra de un bar o una cafetería «como se ha hecho toda la vida en España».
Sin embargo, algo ha cambiado. Los establecimientos que ayer abrían este espacio lo hicieron respetando las medidas de seguridad e higiene, con geles hidroalcohólicos, productos desinfectantes y haciendo todo lo posible para garantizar la distancia mínima de dos metros entre clientes. «Se ve que había muchas ganas de disfrutar de la barra de un bar pero para los que no tenemos terraza la recuperación y la vuelta a la normalidad sigue siendo muy lenta porque la gente sigue teniendo reparo a entrar a un sitio que está cerrado», aseguró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Antonia, responsable del bar Sellarás en la calle Abad i Lasierra de Ibiza.
Ganas de estar en la barra
Otros si veían con más optimismo el futuro. «Es una noticia que llevábamos esperando con muchas ganas porque a la gente le gusta sentarse mucho en la barra y creemos que será importante para seguir reflotando el sector», confirmó Manuel, trabajador de la Cafetería Gran Vía en Isidor Macabich.
Isaac, del Sa Parrada, también estaba muy contento. «La barra gusta mucho a los clientes y aunque ahora solo tenemos cuatro taburetes y hay muchas medidas de seguridad e higiene, le da mucha vida a los bares y cafeterías y si los clientes siguen siendo igual de responsables como este primer día podemos pensar que estamos cerca de superar el coronavirus».
Y entre los usuarios también satisfacción máxima. «Lo echaba mucho de menos porque no hay nada más de toda la vida y que me guste más que sentarte en un taburete y que el camarero te ponga tu café como a ti te gusta sin que tú se lo pidas», comentó Joan.
Al igual que este vecino de Vila otros muchos esperaban con ganas este momento. «Es genial quedar con los amigos o compañeros del trabajo para hacer una parada a mediodía y pedir una cerveza en la barra porque al final, un bar sin una barra abierta es como un jardín sin flores», confirmó con una gran sonrisa Pep.
Incluso, algunos no dudaron en brindar. «Nos tomaremos unas cañas como hacíamos antes, entre amigos y sentados en la barra y manteniendo las distancias de seguridad para que entre todos podamos salir cuanto antes de este mal sueño», concluyeron un grupo de amigos en el Gran Vía.