Greenpeace ha publicado su informe anual 'Destrucción a toda costa 2025', un informe que se edita anualmente desde el año 2000 para hacer un seguimiento de la destrucción del litoral español y analizar sus causas y sus consecuencias. Este año el informe deja titulares escalofriantes: el aumento de la temperatura del agua y la subida del nivel del mar reducirá a la mitad la superficie de 32 playas pitiusas y los animales acuáticos autóctonos perecerán por las condiciones imposibles de vida y por la invasión de especies.
¿Cómo se relaciona este fenómeno con la urbanización sin límites? Greenpeace advierte que los ecosistemas costeros son imprescindibles a la hora de blindar la superficie terrestre ante los embates del cambio climático. «Casi el 40% de la población española vive en municipios costeros. Esto supone una presión creciente sobre los recursos naturales en unas zonas que ya se encuentran al límite de su capacidad y que sufren desde hace décadas los impactos de las actividades en forma de contaminación, pérdida de ecosistemas y biodiversidad o sobreexplotación de los recursos hídricos», citan en el informe. Esta degradación de la costa exacerba los efectos del cambio climático al no existir la barrera natural que propicia el equilibrio entre el ecosistema marino y el terrestre. El vertido de aguas al mar, el estrés hídrico, la pérdida de biodiversidad, la destrucción de la posidonia y la sobreexplotación de recursos naturales son causas directas que propician el desequilibrio y que nos dejan indefensos ante las consecuencias que traen para el clima y la propia habitabilidad de la isla.
«La elevación del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, la erosión del litoral y la pérdida de biodiversidad costera y marina son algunas de las consecuencias que ya se están manifestando en diversas regiones litorales del país», cita Greenpeace en el informe. «Eventos extremos como la DANA ocurrida en octubre de 2024 son un claro ejemplo del riesgo al que se exponen las personas, las viviendas e infraestructuras y las actividades económicas cuando estos eventos ocurren sobre territorios urbanizados, sobre superficies inundables o con erosión creciente, tras haber dilapidado los ecosistemas costeros que precisamente protegen de esos impactos», enumera la organización.
El nuevo boom inmobiliario
«Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias». Greenpeace advierte de la reactivación del boom inmobiliario que sufren tanto las islas Baleares como las Canarias como una de las muestras de que las administraciones no están yendo en la dirección correcta para revertir este proceso, sino todo lo contrario. Retratan ambos archipiélagos como víctimas del turismo de lujo y destacan que la construcción de nuevas viviendas en la costa se corresponde con la promoción por parte de ayuntamientos del turismo del más alto nivel económico, sin importar las consecuencias para el futuro. Citan varios hoteles de lujo de la isla, además de urbanizaciones de lujo que se están construyendo en Ibiza como ejemplos de cómo las administraciones miran hacia otro lado ante la destrucción del ecosistema y se afanan en construir en suelo rústico viviendas y hoteles que valen millones.
«En todo el litoral mediterráneo se está produciendo una reactivación urbanística que evoca los años de la burbuja inmobiliaria. Según un estudio reciente, sólo en Mallorca se ha producido un crecimiento del 263% en la construcción en suelo rústico entre 2015-2023, según un estudio de la organización Terraferida, para la construcción de chalets de lujo en parcelas a precios millonarios», apunta la organización. También citan la amnistía urbanística impulsada por el gobierno de PP y VOX, mediante la cual se regularizarán cientos de viviendas hasta ahora ilegales pero que mediante un decreto-ley presentado por el equipo de gobierno en Baleares se legalizarán: "Ante esta realidad, el gobierno balear aprobó en 2024 un decreto-ley que, mediante reformas de 50 normativas, permite la regularización de construcciones ilegales en suelo rústico, facilitando trámites y ampliando plazos de prescripción, favoreciendo a quienes han incumplido la ley y promoviendo un modelo de crecimiento urbanístico insostenible".
Citan también el decreto de PP y VOX que permitirá construir en rústico como uno de los motivos que confirman la vuelta del boom urbanístico, esta vez de lujo. «Muy recientemente ha propuesto la legalización de cientos de viviendas en situación irregular y quieren permitir que se pueda construir en suelo rústico sin agotar el suelo urbanizable de los municipios de más de 10.000 habitantes». Señalan que, mientras tanto, «crece el caos y la saturación de transporte, calles y servicios así como el coste de la vivienda ante una nueva temporada turística con expectativas, una vez más, de crecer en visitantes».
Greenpeace denuncia que la saturación turística no es solamente un fenómeno terrestre: «Baleares continúa liderando las matriculaciones de embarcaciones de recreo ante el aumento de demanda de alquiler de las mismas que está en pleno auge tanto con licencia de navegación como sin ella». Alertan de que el actual reglamento de Marina Mercante permite alquilar embarcaciones durante tres meses al año, lo que ha disparado los anuncios en plataformas por parte de particulares que buscan rentabilizar su embarcación.
Advierten de que el control de las embarcaciones es insuficiente y colman calas y playas, como el estrecho de es Freus, «multiplicando el impacto ambiental de los fondeos sobre los hábitats marinos, especialmente las praderas de Posidonia oceanica». Mencionan, además, que «el exceso de velocidad de las embarcaciones genera exceso de ruido, oleaje y movimiento de sedimentos en la costa que afectan a la vida marina además de poner en riesgo la seguridad de los bañistas, una situación denunciada por el GOB».
Baleares está cavando su propia fosa. Tras las advertencias del colegio de arquitectos y tras los informes del mar balear, Greenpeace apunta a que la destrucción del litoral traerá consigo la ruina económica a unas islas que siempre vivieron de su encanto natural, y ahora lo perderán: lo que se dice 'morir de éxito': «La gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, acelerando como sería necesario medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y su población», apuntan desde la ONG. «Incluso en muchas zonas se observan actuaciones en dirección opuesta, con nuevas construcciones que aumentan aún más la superficie urbanizada incluso en zonas de riesgo», denuncian.
Para realizar este informe, Greenpeace ha analizado los peores impactos del cambio climático: se estima que la subida del nivel del mar para 2050 será entre 16 cm y 33 cm de media. Para finales de siglo, el aumento podría llegar a variar entre 40 cm y un metro, lo que supondría la reducción a la mitad de la superficie de las playas. La subida del nivel del mar se ve influida por el aumento de temperatura del agua, cuyo incremento ha sido de 1,6 ºC en las últimas cuatro décadas. Los modelos prevén que la temperatura del agua continuará aumentando entre 1,2 ºC y 3,6 ºC , incrementando la intensidad y duración de las olas de calor marinas y sus consecuencias.
Estos datos permiten suponer que las playas pitiusas perderán gran parte de su superficie. Las zonas con mayor impacto de inundación permanente a 2050 por subida del nivel del mar y por eventos meteorológicos se asocian principalmente a humedales existentes o urbanizados, zonas de influencia de torrentes, y playas de arena.
En el caso de Ibiza, las playas que se verán inundadas por la subida del nivel del mar son las siguientes: es Codolar, playa de Santa Eulària, cala Pada, Cala Martina, es Figueral, Aigües Blanques, cala Portinatx, ses Salines, es Cavallet, platja d'en Bossa, ses Figueretes, Raconet de s’Amarador, cala Espart, cala Olivera, cala Sol d’en Serra, cala Llonga, cala Blanca, Niu Blau, platja d'es Canar, cala Nova, Cala Mastella, cala Boix, cala de Sant Vicent, cala Gració, platja de s'Arenal y cala Bassa.
En Formentera, las playas que se verán inundadas son ses Illetes, platja de Llevant, sa Roqueta, es Pujols y platja Arenals.
Soluciones para la costa
Greenpeace ha querido listar las acciones que podrían mitigar o revertir los efectos devastadores del cambio climático en las Baleares. Destacan que «tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo». Calculan que «para 2050, proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose».
Las soluciones que plantean pasan por una «acción climática urgente y ambiciosa» con el fin de proteger la biodiversidad y diseñar un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles fósiles y el uranio por energías renovables.
Otra de las acciones a llevar a cabo que propone Greenpeace es «proteger, restaurar y renaturalizar la costa». Alegan que la naturaleza tiene su propia forma de regenerarse y sus procesos naturales son sus mejores aliados para mitigar los impactos de la subida del nivel del mar, de las inundaciones y los temporales. «Las soluciones basadas en la naturaleza, que emplean los procesos naturales como remedio ante los impactos negativos, son eficaces y menos costosas que las clásicas medidas de infraestructura gris», destacan.
Además de regenerar los tramos de costa afectados por la actividad humana, señalan que es imprescindible «preservar los tramos de costa virgen que han sobrevivido, especialmente humedales, playas y dunas que actúan como barreras protectoras».
Otra de las soluciones que proponen es «reducir la exposición al riesgo: evitar reconstruir y habitar zonas gravemente afectadas por inundaciones o temporales marítimos». Esto incluiría paralizar los proyectos urbanísticos en tramitación que contemplen edificar en zonas con riesgo de inundación e impedir el uso de medidas estructurales destinadas a mitigar el riesgo de inundación como excusa para generar espacios urbanizables. «También hay que prohibir la calificación como urbanizable de los terrenos cuya peligrosidad se ha mitigado tras la construcción de una obra estructural», apostillan.
Pero sin duda la mayor de las medidas supondría «poner coto a la turistificación contando con la participación comunitaria». Para unos archipiélagos que han salido de la más estricta autarquía y ostracismo durante los años de la dictadura, el turismo es motor de crecimiento económico que se traduce en bienestar social. Aun así, el grupo ecologista advierte que «el sector turístico es un factor determinante en la gestión de la costa. Es urgente abandonar el discurso cuantitativo y la cultura del crecimiento continuo, por uno cualitativo que conduzca a una reforma estructural que aúne las necesidades de la población residente y los límites ambientales para poder desarrollarse en equilibrio».
Para ello, proponen que «hay que avanzar en la regulación con moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de la entrada de vehículos en las islas, refuerzo del transporte público y el control de aforo en espacios sensibles». Algunas de estas medidas, como la limitación de entrada de vehículos a las islas, ya han sido adoptadas por las administraciones, aunque ahora recurridas por la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, tal y como contamos en esta noticia.
Bueno un cubo cada uno y a sacar agua. Sabe Greenpace que hay PERSONAS Y NIÑOS QUE DUERMEN EN CHABOLAS EN IBIZA ???